Querida hermana Cataluña: Espero que al recibo de esta te encuentres bien a Dios gracias. Por aquí las cosas están bastante caldeadas por tu idea de irte de casa. Yo creo por mi parte, que cada una tiene derecho a hacer su vida conforme a su interés. Mamá está disgustada por todas nosotras. Dice que: si el abuelo Francisco no te hubiera mimado tanto no serias así; recuerda que te puso casi todo el patrimonio de la familia en tus manos, que de no ser así no estarías ahora tan altanera y orgullosa. A fin de cuentas tus hermanas no hemos podido prepararnos para el futuro como tú, ya que, a su muerte tito Adolfo, tito Felipe y tito José Luis te dieron todos los caprichos que pediste. Hasta de nuestras propias casas te mandamos a nuestros hijos quedándonos casi sin nada para que tú te labraras un buen futuro y que después nos ayudarás. No te enojes pero recuerda que el sesenta por ciento del I.N.I. te lo mandó el abuelo Francisco, y después que tenias muchos gastos médicos que afrontar, que tus empresas iban mal y tito Adolfo y tito Felipe te mandaron más, que si necesitabas viajar y querías más comodidad en carretera, tren y demás, nunca te dejaron sola. En fin, ochenta años viviendo de pedir y favores. Me imagino que también de trabajar pero, que sepas, que aquí también nos duelen los riñones de darle al callo. Sé que nuestros niños se han creído tus lamentos y ahora son los primeros en olvidarse de su familia del pueblo. Ya lo lamentarán. En fin, no quiero aburrirte más con reproches. Pero piensa bien las cosas, que tengo entendido: que más de la mitad de tus hijos no están de acuerdo con tu postura.
Que Dios te bendiga y recibe un fuerte abrazo de tus hermanas Extremadura y Andalucía que siempre se sintieron como una sola y de tus demás hermanas que no te olvidan.
Domingo Domené (autor del libro “La Historia de Cataluña que no se cuenta”)