11 julio 2007

NOTICIAS DE INTERÉS

Albert Einstein dijo muchas genialidades a lo largo de su vida. Una de ellas, poco conocida, fue: «Si las abejas desaparecieran de la Tierra, el ser humano sólo podría sobrevivir cuatro años». Y razón no le faltaba. Al menos el 30 por ciento de toda nuestra alimentación depende directamente de ellas. Y su tarea polinizadora asegura también la supervivencia de muchos ecosistemas en todo el planeta. Pero desde hace unos años su número se está reduciendo drásticamente. Una cuarta parte de los enjambres norteamericanos ha desaparecido sin dejar rastro, y en algunas zonas la cifra llega al 90 por ciento. En Europa estamos empezando a notar el mismo fenómeno: la población de abejas de Alemania se ha reducido a la mitad en los últimos 15 años, y las cifras en España llevan el mismo camino.

Beber agua embotellada es una manera de contaminar. Es más sano y más barato beber del grifo. Esta es la última recomendación de los ayuntamientos de varias ciudades de todo el mundo entre los que se encuentran Nueva York y Roma. La iniciativa, que según informan varios periódicos italianos y estadounidenses parte del acuerdo con varias organizaciones protectoras del medioambiente, nace porque, según estos grupos, cuatro de cada cinco botellas de agua de plástico acaban tiradas en el campo y su producción, además, contribuye al calentamiento global.

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