MELILLA, GUARDIA CIVIL Y RUBALCABA
Tras las deseadas, oportunas y necesarias medidas de igualdad, tanto varones como mujeres, una vez que aprueban las pertinentes pruebas, se convierten ambos en miembros de la Guardia Civil, de las Fuerzas de Seguridad o del Ejército, por méritos propios, con idénticos derechos y deberes.
Yo siempre pensé que esto era así, pero los incidentes fronterizos de Melilla me han hecho ver que ahora interesa que se deshaga esa igualdad, y se hable otra vez de mujeres y hombres policías.
La prensa, a veces se hace eco de las lamentables muertes de alguno de estos efectivos militares, por acciones terroristas o, más recientemente, por una serie de sucesos en los que las patrulleras de la Guardia Civil son burladas en el Peñón de Gibraltar, o el triste fallecimiento de un guardia civil por parte de un delincuente cuando repelía un atraco, o los citados incidentes en la frontera de Melilla.
Poniendo el énfasis únicamente en el matiz feminista de estos sucesos melillenses, se logra desviar la atención hacia lo menos relevante, a costa de no afrontar lo realmente trascendente, como pudiera ser la posible falta de medios para que nuestras fuerzas de seguridad puedan realizar su trabajo con las medidas adecuadas para que no sean agredidas, o puestas en evidencia por cualquier delincuente.
Menos mal que en este caso nuestro Gobierno ha actuado con diligencia en dos direcciones: desplazando a Rubalcaba a Rabat y promoviendo que los futuros mandos de las Fuerzas Armadas Españolas sean expertos en cuestiones clave para un militar, como son la Alianza de Civilizaciones y las políticas de igualdad.
Posiblemente estos temas estén en la agenda de Rubalcaba, por lo que en cuanto el mundo musulmán, o Marruecos en este caso, sea consciente, asuma y ponga en práctica estas trascendentales filosofías socio-políticas, habremos terminado con el problema de Melilla, e incluso con muchos otros problemas más, como por ejemplo el de Israel y Palestina. ¡Tiempo al tiempo, que se está en ello!
Tras las deseadas, oportunas y necesarias medidas de igualdad, tanto varones como mujeres, una vez que aprueban las pertinentes pruebas, se convierten ambos en miembros de la Guardia Civil, de las Fuerzas de Seguridad o del Ejército, por méritos propios, con idénticos derechos y deberes.
Yo siempre pensé que esto era así, pero los incidentes fronterizos de Melilla me han hecho ver que ahora interesa que se deshaga esa igualdad, y se hable otra vez de mujeres y hombres policías.
La prensa, a veces se hace eco de las lamentables muertes de alguno de estos efectivos militares, por acciones terroristas o, más recientemente, por una serie de sucesos en los que las patrulleras de la Guardia Civil son burladas en el Peñón de Gibraltar, o el triste fallecimiento de un guardia civil por parte de un delincuente cuando repelía un atraco, o los citados incidentes en la frontera de Melilla.
Poniendo el énfasis únicamente en el matiz feminista de estos sucesos melillenses, se logra desviar la atención hacia lo menos relevante, a costa de no afrontar lo realmente trascendente, como pudiera ser la posible falta de medios para que nuestras fuerzas de seguridad puedan realizar su trabajo con las medidas adecuadas para que no sean agredidas, o puestas en evidencia por cualquier delincuente.
Menos mal que en este caso nuestro Gobierno ha actuado con diligencia en dos direcciones: desplazando a Rubalcaba a Rabat y promoviendo que los futuros mandos de las Fuerzas Armadas Españolas sean expertos en cuestiones clave para un militar, como son la Alianza de Civilizaciones y las políticas de igualdad.
Posiblemente estos temas estén en la agenda de Rubalcaba, por lo que en cuanto el mundo musulmán, o Marruecos en este caso, sea consciente, asuma y ponga en práctica estas trascendentales filosofías socio-políticas, habremos terminado con el problema de Melilla, e incluso con muchos otros problemas más, como por ejemplo el de Israel y Palestina. ¡Tiempo al tiempo, que se está en ello!