15 octubre 2012

LA MARCHA DE LOS JUBILADOS

Rememorando la marcha que los trabajadores de Authi hicieron en el año 1975 entre Los Corrales de Buelna y Santander, un grupo de amigos acometieron hace unos días la marcha en sentido contrario.
Todo comenzó porque hace tiempo que Gabriel había prometido que el día que se jubilase, no iba a esperar al tren y que se iría hasta Los Corrales de Buelna andando. Pues bien, como buen corraliego y hombre de palabra, el otro día cumplió su promesa.

Para que no estuviese sólo en los casi 40 kilómetros que separan Santander de Los Corrales, un grupo de amigos se ofreció a acompañarle a lo largo del trayecto. José, Ángel, Alfonso y Chema (de pie, de izquierda a derecha), Gabriel, Pedro Antonio  y Fito (agachados) fueron los que hicieron acto de presencia en la portería de la factoría, a las 8 de la mañana, para iniciar la prueba.

 La noticia era sabida por sus antiguos compañeros de trabajo, que quisieron saludar y despedir a los caminantes, dejando también constancia de solidaridad con ellos. Cabe apreciar en la fotografía, que salvo José Antonio, Leopoldo y el de seguridad, la mayoría son mujeres, lo cual no debe extrañar a nadie, ya que es sabido que los corraliegos, por nuestro carácter y forma de ser, además de por nuestros encantos personales, siempre somos bien acogidos, especialmente por la féminas.
Alguno, como José, tuvo la suerte de reencontrarse con Esther y Bea, con las que compartió algunos años en alguna de las etapas de su anterior andadura laboral. Tras unos kilómetros de marcha abandonó la misma Ángel. El motivo no fue que hubiese sufrido algún percance que menoscabase su capacidad física para llevar a efecto el reto al que se enfrentaba el grupo, sino que había sido previamente acordado ya que estaba ultimando los trámites para desplazarse al día siguiente a los Estados Unidos para conocer a Mario, su primer nieto, que es neoyorquino. A la vuelta nos narró sus peripecias, ya que sufrió las consecuencias del huracán Sandy,
Aprovechamos para dar a toda la familia la enhorabuena.
Todos los integrantes del grupo tienen muchos puntos en común, ya que se conocen desde niños. Estudiaron en el colegio de La Salle de Los Corrales de Buelna, del que todos hablan maravillas. Con estos antecedentes, el camino se convirtió en una tertulia ambulante, en la que salieron a relucir anécdotas de los tiempos vividos en sus años juveniles, con lo que cuando quisieron darse cuenta, estaban cerca de Torrelavega.
En Barreda hicieron un alto en el camino y repusieron fuerzas tomando una caña de cerveza y unos pinchos de tortilla, que hicieron maravillas en el ánimo de los andarines. Con esta dinámica atravesaron Torrelavega y se lanzaron hacia Los Corrales.
En Cartes volvieron a hacer una parada, esta vez para sentarse en la mesa a comer en armonía. Las anécdotas y el buen humor fue uno de los principales ingredientes en la mesa. Tras poner fin a la misma, con un chupito de orujo, fue Gabriel el que quiso premiar la solidaridad en esta empresa y pagó la comida de todos. Tamaña generosidad fue agradecida por los integrantes del grupo.
  
La marcha continuó con más alegría ya que al efecto del orujo hay que añadir la proximidad de la meta. En la imagen el paso de los integrantes por Las Caldas de Besaya
Una vez en Los Corrales hicimos una visita a la madre de Gabriel, que no se creía que hubiésemos sido capaces de realizar una marcha de tales características.


Pedro Antonio, el otro recientemente jubilado, quiso también premiar el esfuerzo y nos agasajó en el Casino, donde nos estaban esperando el presidente Lasarte y Carlos, con los que comentamos nuestra andadura ante otras cañas, para poner cada uno rumbo a su casa, cosa que yo hice en compañía de Alfonso que había dejado el coche anteriormente en Corrales, para luego volver a Santander, ya que éramos los únicos que residíamos en la capital.



Al final dejamos constancia de la llegada a casa de Gabriel y Conchi entregó el premio al ganador.

No se desecha que en años posteriores conmemoren el aniversario y que se incorporen nuevos acompañantes.

4 comentarios:

  1. Otro Chaval de Corrales6:20 p. m.

    Los chavales de mi Valle de Buelna son COJONUDOS ¡ qué orgulloso me siento de ellos !

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  2. Anónimo12:13 p. m.

    Los de Los Corrales siempre tenemos alguna idea para reunirnos con nuestros amigos

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  3. Miguel Ruiz2:12 p. m.

    Emocionante blog y emocionante idea la de caminar hasta Los Corrales. Envidia sana ver reunirse a viejos amigos entre tanta camaraderia. Un abrazo desde Nueva York!

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  4. ¡Bien por ellos, que se mantenga el espíritu alto! Yo una vez me fui andando de Santander a Corrales, aprovechando una noche de verano; pensé: "Si yo, cuando vivía en Corrales, iba a casa de mis amigos andando, hasta la Hoya, ¿por qué no voy a ir ahora?, ¿qué ha cambiado?". Se gasta menos y es una bonita experiencia, sobre todo en grupo, claro; animo a más gente a que lo sigan haciendo, cualquier motivo es bueno, y la gente al verlos pasar dirá: "¡Ahí van los de Corrales!".

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