22 junio 2024

ORGULLOSO DE MIS HIJOS

Siempre pensé que uno debía aspirar a estar orgulloso de sus hijos. Pero ya no. Démosle la vuelta: ¿debería, entonces, avergonzarme de mis hijos si no presentan llamativas virtudes y no reflejan el resultado de una buena educación? No concibo que uno deba avergonzarse de ellos; en todo caso, lamentar la mala educación que les haya dado, si llego a darme cuenta de que así lo hice. Y ello suponiendo que los defectos se deban sin duda a mi acción, u omisión; porque también se sabe que la forma de ser de los hijos no es (sea buena o mala) producto automático de la influencia familiar, miremos la gran diversidad reinante entre hermanos de la misma familia; la casualidad tiene un gran papel. Así que, ni orgulloso ni culpable sino procurando hacerlo lo mejor posible, confiando en la suerte... y soltando amarras a partir de la mayoría de edad, que los individuos también son, en buena medida, responsables de sí mismos. Además, el sentimiento de orgullo hacia ellos puede ser utilizado para mantenerlos dependientes y anular su libertad de autoformarse.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.

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