07 octubre 2024

MI CASA, TELÉFONO...

Soy de los que añoran el teléfono fijo, y mi móvil es de concha, pero hay que reconocer que el móvil con internet nos ha posibilitado restituir lo que, tras largos siglos, habíamos dejado de disfrutar: tener a "todo el mundo" ahí a mano y, de alguna manera, saber, sentir, la confusa calidez de la tribu primigenia... ¡Ya estaba bien de tener la radio o la tele puesta todo el día! McLuhan fue ciertamente un visionario. Quizá conoció de niño lo que era crecer en un grupo grande y de interrelación intensa, y eso le permitió identificar "lo que le falta" al hombre moderno (a veces no somos felices por no saber siquiera que estamos echando algo en falta, por no haberlo vivido nunca). No es extraño que la gente se tire a ello como alcohólico a la botella. Claro que la tribu, la aldea, tiene también sus inconvenientes: "pueblo pequeño, infierno grande". Y lo estamos viendo, ahora demasiado mediatizados por los dispositivos. Afortunados los niños cuyos padres entienden todo esto, y toman cartas en el asunto, ¡ellos serán minoría! 
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.

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