29 septiembre 2006

LOS JÓVENES ESFORZADOS E INTEGRADOS, SIN APOYOS

Aparece en el Diario Montañés de hoy una carta firmada por Nieves López García, que relata la vicisitudes de una chica, de Los Corrales o cercanías. En ella vemos las dificultades que encuentra Nuria, una chica de 17 años, para sacar adelante sus estudios habiendo quedado embarazada. Vemos que muchas veces los profesores se toman con excesiva responsabilidad su "profesionalidad", olvidando que las personas no solamente se nos debe juzgan desde la legalidad, sino que muchas veces se echa de menos la ética y la moral.
La carta dice así:
Sr. director:
El motivo de esta carta no se bien si es una denuncia o una exposición. Juzgue usted mismo y tenga a bien publicarla si lo considera oportuno. Trabajo en un Centro de menores, dónde los problemas que plantea una adolescencia inadaptada, cada vez más numerosa requiere un gran esfuerzo por parte de todos los sectores implicados, tanto técnicos del servicio del menor como profesionales de educación y pasando sobre todo por sus familias, que son, por supuesto, las primeras perjudicadas con esta situación.Fuera de mi trabajo he conocido la otra cara de la moneda: Nuria es una adolescente ejemplar, con un expediente académico brillante. El año pasado, con 17 años se quedó embarazada, y tanto ella como su novio decidieron seguir adelante con el embarazo.Se examinó de 1º de bachiller un mes antes de tener a su hija y sus notas siguieron siendo excelentes.Su madre comunicó en el instituto, 'Javier Orbe Cano' de Los Corrales de Buelna la situación de su hija y en un principio todo pareció ir bien, incluso se ofrecieron a ayudarla en todo lo que fuera necesario.En 2º de Bachiller Nuria se ocupó en todo momento de su hija, sin faltar a clase más que cuando tenía que llevar a la niña al pediatra, faltas que justificó en todo momento, pero aquí es cuando apareció el problema: todo el mundo pareció olvidarse de que Nuria tenía una hija y se le exigió lo mismo que a cualquier otro estudiante sin tener en cuenta que su situación era completamente diferente de la de cualquiera. Ella siguió adelante sin que de su boca saliera una protesta, sabía la responsabilidad que tenía y se enfrentó a ella con una valentía admirable incluso para una persona adulta.Al final de curso terminó con buena nota en todo excepto en inglés, cuya nota fue un 4,3 y en química, la cual suspendió.La profesora de química se ofreció a aprobarla si el profesor de inglés hacía lo mismo, pero este profesional de la enseñanza decidió que lo de la tutoría individualizada es un invento poco efectivo, lo de ayudar al menor a superar sus problemas personales un tema que no tenía nada que ver con él y lo de su ética profesional lo arreglaba con alguna obra de caridad. El caso es que tuvo que examinarse en Septiembre de Química e Inglés. Las aprobó, por supuesto así como la selectividad.Mi pregunta a quien pueda contestarme, Sr Director, es ¿Para que un menor de nuestra sociedad reciba las ayudas necesarias para seguir adelante tiene que ser inadaptado o delincuente o inmigrante? ¿Es posible que un profesor de bachillerato y por lo tanto educador de adolescentes , con todo lo que ese título conlleva, pueda olvidarse de que sus alumnos son personas y que por encima de trasmitirle sus conocimientos tiene que preocuparse por empujarles hacia delante en su desarrollo personal?Termino la carta con algunos datos: Nuria terminó el bachillerato con una nota media de 6,6 y la selectividad con 5,799.Elsa, su hija es una niña preciosa, inteligente, sana y feliz gracias a los cuidados de su madre. Ni la una ni la otra pueden decir que recibieron ningún tipo de ayuda ni de compresión de sus profesores.

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