13 noviembre 2006

EVANGELIO

Me asombra lo actual del evangelio de este domingo. Se puede decir que no ha cambiado nada en estos más de 2000 años. La enseñanza es perfectamente aplicable a estos días, lo que hace falta es que saquemos conclusiones y las apliquemos nosotros. Estoy seguro que a muchos nos parecerá una imagen real y perfectamente adaptable, tanto para creyentes como para profanos.
Dice así:
«¡Cuidado con los poderosos! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en los templos y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo:
«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

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