Parece ser que el asunto del ya famoso paso subterráneo bajo las vías de RENFE va camino de convertirse en un best-seller. Corren ríos de tinta, pero no se aportan soluciones sensatas. Hoy aparece en el Diario Montañés una entrevista (ver noticia pulsando aquí) a Rafael Fernando Pérez Tezanos, en la que manifiesta que “no se puede seguir aceptando la marcha de la obra de eliminación del paso a nivel de la estación de Renfe, ni su resultado final”
En la misma reconoce que tampoco se avanza en las soluciones, pero cuando llega a las cuestiones más importantes, tales como: fijar una fecha de posible inauguración o valorar el costo adicional que supondrá la adopción de esas nuevas directrices, que son las que necesitan ser resueltas con coraje se desinfla y no se atreve a enfrentarse con valentía a la realidad. Se queda pues en la parte que dominan los políticos, que no es otra que la demagógica, pero a la hora de coger al toro por los cuernos se refugian en el burladero y que sean otros los que acaben la faena. Ellos solamente volverán cuando el toro esté muerto, para recoger los posibles aplausos ya que, si la faena apunta a silbidos tampoco están dispuestos a abandonar la barrera.
En el mismo diario aparece un comentario valiente de Paulino Laguillo en el que repasa los inconvenientes de dicha obra y se hace eco del sentir de los corraliegos y de la indignación de todos. (Ver noticia pulsando aquí).
Otra vez con el asunto del paso a nivel. Muy significativo es el comentario del responsable de obras del consistorio que dice que no quiere mirar al pasado, sino al futuro. Eso en un político es muy sintomático de la vergüenza que debe de sentir, si es que todavía queda algo de eso. Nadie quiere inaugurar la obra, sopena de llevar silbidos y abucheos, eso es más sintomático si además estamos al final de una etapa municipal, con todo lo que de electoral se hace en los aledaños de una consulta política. En esa consulta se examinan los logros y los errores y eso pesa mucho y se teme el suspenso, ya que es la peor nota que puede llevar un político, la más temida. No importaría demasiado si es un político de los que no cobran, de los que trabajan durante un tiempo a cambio de casi nada, y ofrecen su esfuerzo para mejorar su pueblo o su región. Pero amigo mío, cuando el político se juega su sueldo, sus favores y sus coches oficiales, eso duele todavía más. Escuece y mucho y es entonces cuando se es capaz de hacer lo blanco negro y se echa la culpa a cualquiera que pasaba por allí, con tal de salvaguardar sus posaderas y sus beneficios.
ResponderEliminarNo es lo correcto en estos tiempos y menos en este espinoso asunto. Hay que ser modesto y reconocer los errores y a partir de ahí, se puede intentar convencer a los vecinos. No hay excusas Sr, Diputado. No mire a su alrededor para buscar culpables, haga examen de conciencia y duélase de sus pecados. Mucho tiene que contarnos para convencernos. Mucho ha de esforzarse para llegar al aprobado pero así, de esa manera, ni hablar. Y en política no hay exámen de recuperación.