El desencuentro entre los médicos y el Servicio Cántabro de Salud ha dejado ver con claridad que los grandes perjudicados han sido los más débiles, que en este caso y como casi siempre somos los pacientes ciudadanos.
Pero no ha dado la posibilidad de preguntarnos ¿hay una intención encubierta de privatizar la sanidad? Desde luego, ningún partido político cometerá el error de afrontar tal decisión. En primer lugar por la impopularidad de esta medida y en segundo lugar, porque tal disposición requeriría el que automáticamente dejasen de cobrarnos en la nómina de todos los españoles, el impuesto que justifica su existencia, ya que sería una decisión personal y cada uno se tendría que buscar su sanidad privada particular.
Lo que si se puede hacer es dar un mal servicio, con lo cual, los ciudadanos más pudientes pueden permitirse el lujo de afrontar una sanidad privada, sin dejar de cotizar a la sanidad pública. Se consigue así solucionar los dos problemas al mismo tiempo ya que, en primer lugar, no se toma la decisión impopular de quitar la sanidad pública, y lo que es más interesante para el Estado, no disminuye la caja recaudatoria ya que los ciudadanos pudientes cotizan obligatoriamente a la sanidad pública y gustosamente a la sanidad privada.
Si vemos que, por un lado, hay gran cantidad de médicos en paro y por otro lado, se obliga a los médicos de la Seguridad Social a dedicar sólo cinco minutos a cada enfermo, la solución es bien sencilla: contratar a más médicos, para dar mejor servicio al paciente. Queda bien claro que esta opción, que dejaría contentos a médicos y pacientes, no es contemplada por la administración, luego resulta evidente la pregunta que nos hacemos de ¿hay una intención encubierta de privatizar la sanidad, desplazando a los ciudadanos hacia la sanidad privada, dándonos un mal servicio en la sanidad pública?
Pero no ha dado la posibilidad de preguntarnos ¿hay una intención encubierta de privatizar la sanidad? Desde luego, ningún partido político cometerá el error de afrontar tal decisión. En primer lugar por la impopularidad de esta medida y en segundo lugar, porque tal disposición requeriría el que automáticamente dejasen de cobrarnos en la nómina de todos los españoles, el impuesto que justifica su existencia, ya que sería una decisión personal y cada uno se tendría que buscar su sanidad privada particular.
Lo que si se puede hacer es dar un mal servicio, con lo cual, los ciudadanos más pudientes pueden permitirse el lujo de afrontar una sanidad privada, sin dejar de cotizar a la sanidad pública. Se consigue así solucionar los dos problemas al mismo tiempo ya que, en primer lugar, no se toma la decisión impopular de quitar la sanidad pública, y lo que es más interesante para el Estado, no disminuye la caja recaudatoria ya que los ciudadanos pudientes cotizan obligatoriamente a la sanidad pública y gustosamente a la sanidad privada.
Si vemos que, por un lado, hay gran cantidad de médicos en paro y por otro lado, se obliga a los médicos de la Seguridad Social a dedicar sólo cinco minutos a cada enfermo, la solución es bien sencilla: contratar a más médicos, para dar mejor servicio al paciente. Queda bien claro que esta opción, que dejaría contentos a médicos y pacientes, no es contemplada por la administración, luego resulta evidente la pregunta que nos hacemos de ¿hay una intención encubierta de privatizar la sanidad, desplazando a los ciudadanos hacia la sanidad privada, dándonos un mal servicio en la sanidad pública?
Saludos desde Periodistas de Cantabria.
ResponderEliminarTe tenemos enlazado, gracias al Cántabro Perplejo que siempre está en todo.
Suerte.
Gracias por incluirme en vuestra página. Como es de esperar corresponderé gustosamente y os incluiré en la mía.
ResponderEliminarSaludos cordiales y estoy a vuestra disposición.