17 enero 2007

PORCENTAJE DE PRESENCIA DE LA MUJER EN LA VIDA POLÍTICA

Parece que actualmente se ha dado un gran paso para la equiparación entre el hombre y la mujer. Pero los hay que discrepamos ya que, creemos que se discrimina a la mujer cuando se la asigna un porcentaje de participación. Entendemos que ésta se encuentra perfectamente capacitada para alcanzar, por sus propios medios, el éxito personal, profesional o político sin necesidad de que regalen nada solamente por ser mujer. Su presencia en la política no tiene que estar delimitado por ningún porcentaje ya que esta debiera ser la generada por sus propios méritos, y no por el mero hecho de tener que respetar unos porcentajes establecidos previamente.
¿Además porqué va a ser el 50% el porcentaje asignado a las mujeres, cuando puede ser que se merezcan el 70%, con lo que se las está privando de una mayor presencia en la vida política y por lo tanto se la está privando a la sociedad de una mejor gestión? O en el caso de que solamente se merecieran una representación del 30%, ¿por qué se le asigna a la mujer una mayor participación?
Si de verdad queremos hacer un reparto justo de la representatividad de la población, y dado que la misma está envejeciendo a pasos agigantados y que a su vez hay una tasa elevada de paro, ¿por qué no establecemos que el 40% de nuestros representantes políticos sean adultos, el 30% ancianos, el 20% jóvenes y el 10% restante parados? ¿Porqué se le priva a la sociedad de la fuerza y vitalidad de la juventud y de la experiencia de nuestros ancianos o se deja sin voz a un colectivo tan desprotegido como los parados? ¿Quién defiende los intereses de otros grupos marginados tales como inmigrantes, gitanos, homosexuales, etc., si no tienen representación política propia? ¿Es que estos grupos no tienen el mismo derecho que las mujeres a tener su cuota de representatividad política en nuestra sociedad?
Pienso que lo que aparentemente parece ser un éxito para la mujer, da lugar a dudas y sospechas en cuanto a los intereses reales que rodean ese logro. Es más, creo que se trata de una maniobra en la que indirectamente se trata de conseguir el voto femenino, de gran importancia a la hora de decidir qué partido gana las elecciones. Es, por lo tanto, una operación en la que a las mujeres se las utiliza, simulando una igualdad que no es más que una maniobra tendente a conseguir el poder total, dándolas luego las migajas, como pago por haber servido de cebo para conseguir el verdadero objetivo, que no es otro que la ansiada autocracia.
José Salas

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