18 mayo 2007

HIPOTECAS QUE NOS SOBREVIVEN

El individualismo impera por doquier y si cualquier ciudadano se siente indispuesto en medio de una ciudad, verá como pasan infinidad de personas a su lado sin que se atrevan a acercarse. ¿Por qué ese miedo, esa incomunicación y esa insolidaridad?El caso que nos trae a cuento esta reflexión es el que ha aparecido últimamente en la prensa: El propietario de un piso que acababa de conseguir en una subasta, decidió visitar la nueva adquisición, situada en Roses (Cataluña).
El inmueble fue subastado porque la dueña no pagaba la hipoteca. El bueno del propietario, que adquirió su piso con todas las de la ley, lo que no hubiera podido imaginar nunca es que se iba a encontrar dentro el cadáver de la anterior inquilina.
Es un asunto que invita a la reflexión: ¿para qué, realmente, está usted luchando en esta vida? Familia, hijos, facturas. Volvemos a casa a las diez de la noche, apenas nos comunicamos, la televisión -delante de la que murió la señora- es nuestra mejor amiga. Y todo para que nos sobreviva ese pedazo de papel que tenemos firmado con el banco. A mí no me gustaría llegar a la jubilación dándome cuenta de que sí, tengo la casa pagada, pero me he perdido mi vida y la de los míos.

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