04 septiembre 2007

CASTILLA Y LAS INFRAESTRUCTURAS DE CATALUÑA

Las infraestructuras de Cataluña se han convertido en la estrella de este verano y volverán a serlo cuando vayan asomando las próximas elecciones generales. Entonces, sea cual sea el gobierno que salga de las urnas, será un esclavo de las decisiones de los nacionalistas catalanes, como lo será el actual a la hora de firmar los próximos presupuestos del Estado, como lo han sido todos, de derechas y de izquierdas, incluido aquél del Aznar que hablaba, por cataplines, catalán en la intimidad. Pero no podemos olvidar los continuos desastres a que otros nos hemos visto sometidos continuamente desde antiguo sin que nadie haya todavía hablado de compensaciones o de deuda histórica. Entre los miles de damnificados habidos en Cataluña habrá sin duda muchos que no lo habrían sido si hubieran podido quedarse a trabajar en su casa en vez de tomar el doloroso tren de la emigración, emigración que enriquece a las regiones receptoras y empobrece a las proveedoras de mano de obra. ¿Quién nos compensa por los pueblos envejecidos donde una docena de ancianos esperan, un día a la semana, a que el médico tenga a bien llegar, quién equilibra la sangría migratoria de los pueblos abandonados de Castilla, a los que hay que llevar todos los días justicia, seguridad, correo, sanidad, educación para veinte vecinos, al mismo precio que si hubiese diez mil? ¿Quién salda esa deuda que España tiene con los pueblos de calles vacías, donde la nieve cierra la calle un mes cada vez que cae?

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