25 septiembre 2007

COSAS DE UN PAÍS SIN NORTE

Reveladora coincidencia. Mientras en el Parlamento de Cantabria se hablaba de lo que se podría recibir de los presupuestos del estado de 2.008 para infraestructuras, a esa misma hora el Gobierno de España hacía público en Madrid el acuerdo al que había llegado con la Generalitat de Cataluña según el cual se incrementaba en un 25% la cuantía de la inversión del Estado allí. Y, por si esto fuera poco, se garantizaba un aumento similar al menos para los próximos siete años.
En suma, un acuerdo que supone una injusta distribución de los recursos de todos, reservando a las regiones más pobres el lacerante papel de mantener a las ricas, y hacerlo en ocasiones de manera complaciente para que resulte todo un poco más vergonzoso si cabe. Con mucha frecuencia aparecen en la historia gobiernos que lo deforman; es tanta su ambición por mantenerse en el poder, que no les importa otorgar privilegios a unos ciudadanos a costa de otros con tal de lograrlo.
Y es que, si se llevan la mayor parte de la tarta, algunos no tendrán para casi nada: ni para ferrocarriles, ni para autovías, ni para el AVE, ni para Agricultura, ni para Medio Ambiente, ni para el I+D+i. En fin, para nada de lo que pueda favorecer su progreso. Pero así están las cosas: el gobierno español ha renunciado a utilizar los recursos económicos del Estado como herramienta con la que compensar las carencias entre las regiones y sus ciudadanos, favoreciendo con ello la igualdad. Con todo el descaro del mundo, ha optado por dar más a quienes más tienen. Es decir, ha hecho todo para afianzar la desigualdad.
Por ahora, del de Cantabria nada se sabe. Esperemos que el Señor Revilla no se conforme con lo dicho hace unos días en el Parlamento y se manifieste sobre todo esto. Está en juego lo que a los ciudadanos de Cantabria pertenece. Y esto ya es serio. En cuanto a nuestros parlamentarios nacionales, será curioso ver qué hacen cuando tengan que votar esta Ley de Presupuestos en las Cortes: si defienden los intereses de Cantabria, que es su compromiso, o se someten a la disciplina de sus partidos. O se van, por inútiles. Los Presupuestos nacen de un acuerdo que supone una injusta distribución de los recursos de todos, reservando a las regiones más pobres el lacerante papel de mantener a las ricas.

Alejandro Sánchez Calvo en El Diario Montañés.

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