Apareció hace tiempo la noticia de que el cómico italiano Beppe Grillo, ha llevado hasta límites insospechados la corriente de desánimo de los ciudadanos hacia los políticos.
En Italia no se habla de otra cosa y los políticos están bastante preocupados, casi asustados.
Grillo, pedía 50.000 firmas para presentar una propuesta de ley con tres medidas: impedir que se presenten a las elecciones políticos con condenas (ahora son el 10%, pero esto en Italia es normal), prohibir que hagan más de dos legislaturas (contra la política como forma de vida) y establecer la elección directa de diputados, sin listas cerradas. Sólo con los dos primeros requisitos, el Congreso pasaría de 630 a 181 diputados.
Pero lo que sacudió los cimientos de la política es la marea humana movilizada y el cabreo que emana. Según dos encuestas, entre un 23% y un 34% de los italianos querrían a Grillo de primer ministro. Lo más llamativo es que ha crecido fuera de la televisión. Grillo emerge de Internet, otro factor novedoso, y tiene mucho gancho entre los jóvenes.
El fenómeno ha pillado a los partidos descolocados, porque Grillo no se casa con nadie. “¡Yo no quiero hacer un partido, quiero destruirlos, son el cáncer de la democracia, tenemos que volver a apropiarnos de la política!”, clamó el sábado en Bolonia, centro de protesta, en una de sus diatribas. Esta showman barbudo y verborreico vetado en la televisión desde que atacó a Craxi en 1987, lleva años recorriendo Italia con sus denuncias.
Tal vez seria interesante que esto sucediera por aquí, para remover un poco la mediocridad y abuso de nuestros representantes políticos...que seguro que tampoco nos saca tanto Italia en despropósitos políticos...
ResponderEliminarAmigo Air, comparto tu opinión. Muchas veces hasta que no vemos al lobo no actuamos.
ResponderEliminarUn varapalo quizás hiciese que se modificasen determinadas actitudes políticas que hacen daño a la democracia. Cada vez hay más gente que demanda una actitud más social a los políticos, que la mayoría de las veces solamente tienen en cuenta a los electores para arrancarlos el voto, para luego olvidarse de las necesidades reales de los mismos. También hemos visto politicos que hacen de la política su modo de ganar dinero, en vez de ejercer como representantes sociales del pueblo.
Creo que esta forma actual de hacer política debe cambiar y pienso que las generaciones venideras los van a exigir más, o al menos eso espero. Es una lástima que al jefe de escalera le exijamos hasta el infinito y al poliquillo de turno le consintamos todo.
Esperemos, por nuestro bien, un futuro más justo.