14 agosto 2008

REPENSAR LA FAMILIA

La consecuencia última de la ausencia del padre en la familia se manifiesta en el aumento de la violencia y no es una afirmación gratuita. Desgraciadamente, de día en día aumentan el número de familias monoparentales en las que es el padre el que falta.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El problema de la ausencia del padre está íntimamente ligado a otro problema más general: el de la desmembración de la familia constituida por un padre y una madre con hijos. «La familia se rompe, en efecto, sobre todo bajo la presión de la pareja actual en la que los individuos, en cuanto tales, no buscan más que su beneficio a través del otro. Se rompe también porque, muy a menudo, omite su papel educativo».
La crisis de la familia se manifiesta en el descenso de matrimonios y la extensión de las uniones de hecho, la baja fecundidad, la multiplicación de divorcios. Pero tiene una causa más profunda: el problema está en las representaciones sociales de la familia, en la concepción que tenemos de ella.
Para revalorizar la figura del padre, cuasi imprescindible para una buena educación de los adolescentes, se debería recuperar el sentido de la familia. Se trata de redescubrir qué significa la experiencia del parentesco y la diferencia de generaciones. Ha de afirmarse que padre y madre son necesarios, que ninguno es más que el otro, que ninguno de ellos es sustituible o canjeable por el otro. Es imprescindible repensar la familia.
Jesús Domingo Martínez en Cartas al Director, del Diario Montañés

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