05 enero 2009

EL CIUDADANO ANTE LA CRISIS

Todavía resuenan los cantos de sirenas, de fabulosos éxitos económicos, por parte de la banca y de las grades empresas españolas que nos llegaban a los ciudadanos, provenientes de todos los medios de comunicación. Aunque yo no recuerdo que estas entidades hayan compartido sus beneficios conmigo, porque el beneficio solamente es potestativo de las clases más favorecidas, ahora que la crisis llama por primera vez a sus puertas, somos los pacientes y sufridos ciudadanos los que debemos aportar fondos de salvación generados en base a nuestros impuestos, que permitan a estos en el futuro, seguir obteniendo sustanciosas ganancias, que nunca compartirán con nosotros. Esta socialización de las pérdidas de los poderosos nos llama la atención a los humildes, en el sentido de que se nos dice que es la única solución posible a esta vicisitud. Entendemos que este gobierno solamente tiene dos líneas de actuación, ante la crisis que nos agobia: 
1.- Emprender una torpe y desaconsejable huida hacia delante y declararnos contra lo establecido por el resto de gobiernos del mundo, creando una especie de Cuba a la europea. Esta decisión está inteligentemente desechada por caduca y trasnochada e impensable en una economía occidental. 
2.- Comulgar con ruedas de molino y adoptar la misma decisión que los demás, aunque para vergüenza de los socialistas, se trate de una decisión con el más alto índice de contenido ultra capitalista (dar a los ricos el dinero de los pobres) que jamás haya tenido que tomar un partido de izquierdas. Cabe pensar, que el socialismo solamente sea útil en los momentos de bonanza, cuando cualquiera nos vale, pero que cuando vemos las orejas al lobo y el pragmatismo de una realidad político-económica nos agobia, no solamente no reconozca esta realidad llamando a las cosas por su nombre (crisis en vez de desaceleración), sino que vergonzosamente ante la falta de soluciones propias, se vea obligado a adoptar la solución que hubiese toma su rival en el poder y que si ellos hubiesen estado en la oposición habrían criticado demagógicamente. Mientras tanto, con una hábil maniobra, para distraer la atención de sus multitudinarios votantes, utilizan la varita mágica del Juez Garzón, para desempolvar la Memoria Histórica y aquí no ha pasado nada. Como colofón a este desaguisado surrealista, seguimos sin tener noticia de los subvencionados sindicatos y coro de actores "progres", tan acostumbrados a intervenir en otras ocasiones menos trascendentes.

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