Para los jóvenes de hoy día, el nombre de Juan Manuel López no los dirá nada, e incluso a quienes peinamos canas quizás tampoco nos aporte gran cosa, pero si decimos Bruno, eso ya cambia mucho.
Para los de mi generación Bruno era el “amigo imaginario”, que ingeniaba grandes hazañas, deportivo/musicales, que incorporaba al mundo de la realidad, llegando en ocasiones a dudar él y hacernos dudar a nosotros, donde acababa la ficción y donde empezaba la realidad.
Con el tiempo se fue apagando su imaginación y se incorporó, en silencio, al mundo de la realidad. Para ello escogió el lugar adecuado, que no fue otro que la Peña Tarumbo, que supo acoger con todos los honores a quien iluminó parte de nuestra juventud.
Allí se convirtió en el personaje importante que manejaba con maestría la batería de la peña y atendía con alegría la barra del bar. Es ahí donde recibió las últimas muestras de cariño y donde poco a poco fue apagándose su estrella.
Hoy nos ha dejado un vacío que los que vivimos con intensidad nuestra juventud hemos sabido, con el paso del tiempo, valorar. Mucho nos tememos que su ausencia se asemeje un poco el final del mismísimo Alonso Quijano, al que el tiempo volvió inmortal.
Hoy le hemos dejado sólo en su última aventura, en la que conseguirá el más difícil todavía de pasar de la realidad de sus 63 años en esta vida, a la ficción de permanecer para siempre en nuestro recuerdo, pero los que queráis, le podéis despedir definitivamente mañana día 2 a las 6 de la tarde, en la iglesia de San Vicente, en su querido Corrales.
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Para los de mi generación Bruno era el “amigo imaginario”, que ingeniaba grandes hazañas, deportivo/musicales, que incorporaba al mundo de la realidad, llegando en ocasiones a dudar él y hacernos dudar a nosotros, donde acababa la ficción y donde empezaba la realidad.
Con el tiempo se fue apagando su imaginación y se incorporó, en silencio, al mundo de la realidad. Para ello escogió el lugar adecuado, que no fue otro que la Peña Tarumbo, que supo acoger con todos los honores a quien iluminó parte de nuestra juventud.
Allí se convirtió en el personaje importante que manejaba con maestría la batería de la peña y atendía con alegría la barra del bar. Es ahí donde recibió las últimas muestras de cariño y donde poco a poco fue apagándose su estrella.
Hoy nos ha dejado un vacío que los que vivimos con intensidad nuestra juventud hemos sabido, con el paso del tiempo, valorar. Mucho nos tememos que su ausencia se asemeje un poco el final del mismísimo Alonso Quijano, al que el tiempo volvió inmortal.
Hoy le hemos dejado sólo en su última aventura, en la que conseguirá el más difícil todavía de pasar de la realidad de sus 63 años en esta vida, a la ficción de permanecer para siempre en nuestro recuerdo, pero los que queráis, le podéis despedir definitivamente mañana día 2 a las 6 de la tarde, en la iglesia de San Vicente, en su querido Corrales.
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Inolvidable nuestro querido Juanma "Bruno", notable personaje del Valle de Buelna y aledaños. Un artista al que el Gran Maestro Musical Bienvenido bien supo educar para ser un gran componente de la Charanga-Orquesta de la "Peña el Tarumbo" DEP
ResponderEliminarNuestro querido Juanma-Bruno siempre en nuestros recuerdos y en nuestros corazones. Pasamos muchos ratos juntos, pues era juestro fan nº 1 ... y muchas veces ensayó con nosotros, tocando la batería, y francamente era buen baterista.
ResponderEliminarBruno siempre permanente en nuestro recuerdo.
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