21 noviembre 2009

PARA MEDITAR

PERSONALIDADES DESPERSONALIZADAS
En el bosque de la inocencia uno ha de suponer que todos somos igualmente honestos. Pero lo más triste del género humano es que, cuando se trata de dineros públicos, entre los que roban, los que justifican a los que roban, los que piensan que como otros lo hacen ¿por qué no yo?, los que lo harían si pudieran, y los que rumian, en lo más íntimo, cuál sería su comportamiento si tuvieran la llave de esas arcas, la verdad es que el bosque se nos iba a quedar un tanto desarbolado.
Pero, de todo, lo que más duele de este género nuestro es que la apariencia de honestidad y rectitud siga siendo más importante que la realidad y que sigamos juzgando a quien tenemos delante por lo que parece que es, no por lo que es. 

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