18 diciembre 2009

AUTORITARISMO PARLAMENTARIO

PODER Y REGAR EL PATIO
Un rebote más del poder frente a la no conformidad. Aunque parezca mentira, sucedió en el Parlamento español. Por un instante, la celebración del aniversario de la Constitución acabó convirtiéndose en un ejercicio de autoritarismo contra un muchacho que, tras la lectura del artículo que se refiere al derecho de asociación y de huelga, reprochó a los sindicatos su adulación al gobierno. El bailarle el agua, que lo dice todo. Le faltó decir que con Felipe González parecían más respetables. Pero es demasiado joven para saberlo.
Y, como es habitual, el poder no transigió y le quitó la palabra. Como si al Parlamento, tan dado al chalaneo -casi todas las leyes se aprueban sin necesidad de argumentos; basta con tirar de chequera para encontrar apoyos-, le sobraran ya las palabras. Por supuesto, la palabra discrepante, tan mezquina entre nosotros. Lamentable país al que la intolerancia le ha ido llevando de una convulsión política a otra para desgracia general. Como si no se enterara de que la cosa pública es de todos -no de una casta-, y sobre todo de aquellos que tienen el futuro por delante. Sí, de esos jóvenes que, como decía Freud, están disponibles para todo. También, cómo no, para censurar la distancia entre lo escrito y la realidad. La falsedad, en suma. Ya va siendo hora de que se supere la vieja política. En una palabra, de que el país cambie. Y, para ello, resulta imprescindible el compromiso de los jóvenes con las cosas de todos. Los más capaces de denunciar y acabar con un poder acostumbrado a tolerar tan sólo a quienes le halagan. A un poder que, parafraseando a Covarrubias, sólo quiere que siga habiendo criadas que rieguen el corral para que esté fresco cuando el amo llegue. Pues no. [Alejandero Sánchez, en Cartas al Director, del Diario Montanés]

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