23 enero 2010

PARA MEDITAR

SABER ESTAR, SABER COMPORTARSE
Cogió postura, cerró los ojos, se arrebujó con un jersey, y se puso a dormir. Lo hizo con naturalidad, sin ningún pudor. Ocurrió en una de mis clases. Lo hizo una alumna que dentro de poco más de un año será maestra. Me desconcertó. Me dejó mal cuerpo. Me cambió el tono. Suspiré y se me escapó una ironía. No me atreví a gritar a la durmiente no fuera a ser que la criatura se traumatizase (como ha dicho J. Marías: «Tienen la piel muy fina»). Además, ya se sabe, algunos predican que hay que ser amigo de los alumnos, y esos mismos dicen que la culpa es sólo mía por no saber 'motivar' al estudiante. [+ información]

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