11 abril 2010

HABLAR DE FEMINISMO AHORA DA MÁS RISA QUE OTRA COSA

Soy mujer de treintaitantos y nunca me he sentido discriminada, porque afortunadamente muchas mujeres antes que yo estuvieron luchando de verdad por conseguir unos derechos fundamentales, que no consistían precisamente en que se diga miembro o miembra; nunca me he sentido ninguneada porque un hombre me abriera una puerta o me dejara pasar antes, ni supongo que mi compañero de trabajo va a cobrar más; nunca me he sentido ni más ni menos que un hombre, porque la educación que se me dio en un colegio público allá por los 80 era una educación igualitaria. Todos éramos niños, corríamos por el patio, saltábamos a la comba y jugábamos a disparar... no había niñ@s. 
Nunca voy a pensar que yo o mi hija de un año vamos a necesitar "discriminacion positiva", porque al fin y al cabo es discriminación. Somos válidas. Yo soy una mujer preparada, y ella lo será si quiere, igual que su amiguito en la guardería. Serán personas... ¿se acuerda de lo que eso significaba? Señora Aído, no nos ayude más a las mujeres. Déjenos en paz, porque gracias a usted ahora hablar de feminismo da más risa que otra cosa. De pena.
Susana Mompó en 20 Minutos

9 comentarios:

  1. Anónimo11:17 a. m.

    Muy solidaria esta señora. Como a ella no la discriminan no hay que hacer nada por las que si están discriminadas. Cuando su niñita de un año entre al instituto ¿pedirá que se cierren los colegios, que ya no hacen falta?

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  2. Creo que todas las mujeres o al menos la gran mayoría pensamos lo mismo que quién ha escrito este artículo.

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  3. Anónimo10:43 a. m.

    ¿Y cuál dices que es esa encuesta que te dice que sois la mayoría?

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  4. Victimismo2:12 p. m.

    Las mujeres se han instalado en la utopía. Reclaman igualdad con el hombre, como si todos los hombres tuviésemos los mismos derechos o ganásemos lo mismos, sin percatarse que los hombres sufrimos esta misma discriminación, pero no echamos la culpa a las mujeres.
    En primer lugar no es lo mismo ser un hombre europeo que un americano, africano, etc. Tampoco es lo mismo ser varón en Cataluña, Andalucía, Castilla, ni ser ingeniero, carpintero, médico, porque no se reciben las mismas prestaciones, ni los mismos sueldos ¿Si en cada uno de esos casos los hombres son tratados de forma distinta, con cual de esta variedad de hombres pretenden igualarse?
    Lo que me parece es que es mejor ir de víctimas ir sacar el máximo posible, lo mismo que hacen las autonomías, que casualmente las que más reclaman son las que mejor viven y tienen más poder económico, porque está demostrado que se saca más de pedir y llorar que de dar.

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  5. Anónimo3:25 p. m.

    Gracias por demostrar que aun es necesario defender a las mujeres y educar a los hombres.

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  6. Otro anónimo3:29 p. m.

    Demagogia barata y servilismo de género.
    Las mujeres se saben defender solas, cuando es necesario.

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  7. Anónimo9:47 a. m.

    Cuando las maltratan y acaban asesinando no es necesario, verdad?

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  8. Veo que tu también utilizas argucias victimistas. Nadie quiere que maten a una mujer, incluso hasta ni a un hombre, pero se suele utilizar cuando se pierden los argumentos razonables.
    Que yo sepa este artículo, comenzó tratando el tema de que la mujer actual, no tiene motivos para sentirse discriminada, hasta que te ha interesado llevarlo a ti hasta unos límites que nadie en su sano juicio desea, pero que suelen surtir el efecto demagógico deseado para convencer a ingenuos.
    La realidad es que la mujer moderna europea no tiene motivos justificados para sentirse tan discriminada como asegura y no creo que el que alguna piense así sea motivo para censurarla.

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  9. Adolfo Palacios Glez.11:22 a. m.

    A ver, callen todos, que viene aquí el sabio. Yo, hace como treinta años oí ya, a una chica, decir que ella nunca se había sentido discriminada. Lo decía como diciendo, a las demás, "¿de qué se quejan?". Pero, luego, he visto y he leído muchas cosas que me han hecho pensar que el mundo no es como ella lo veía. Tampoco se hablaba nunca del acoso laboral, ni el ensañamiento entre niños, ni de los crímenes de los padres hacia los hijos, hasta que por ejemplo Marie-France Hirigoyen sacó su libro pionero, "El acoso moral", a finales del XX. No todas las cosas son visibles. Como maestro, sé que puede haber casos de maltrato entre los niños que se estén produciendo delante de tus narices, y no lo ves. Otra cosa es que, como con los suicidios, al hacer públicos los hechos éstos aumenten, porque de algún modo los "normalizas". Pero en la vida todo son delgados equilibrios, en los que hay que decidir qué compensa más. Entonces, mi idea sobre el asunto es que hay más machismo y discriminación de lo que algunas perciben, y no tanto afán de dominio ni heteropatriarcado como otras dicen.

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