29 mayo 2010

DEMOCRACIA ESPAÑOLA: DE MAL EN PEOR

Si España fuese una democracia madura, desde hace décadas la oposición se hubiese aliado con el gobernante, cediendo ambos en aras del bien común. Con este pacto parlamentario se hubiese gestado la reforma constitucional recuperando las competencias autonómicas de educación, seguridad, sanidad y justicia para el Estado, ahorrando gastos y evitando injerencias provincianas y esclavitudes congresísticas. Se hubiesen abierto listas y perfeccionado el sistema electoral constriñendo los nacionalismos a su territorio, y recortando sus salarios y asalariados, dietas, indemnizaciones y pertenencia a consejos de multinacionales, empresas, bancos y cajas de ahorros. Se hubiesen quitado las subvenciones fijas del presupuesto a los sindicatos y partidos, regulándolos por la declaración tributaria. Se hubiese respetado la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Se hubiesen eliminado ministerios como el de Igualdad y el de Vivienda, suprimido altos cargos, además de miles de asesores presidenciales, ministeriales, secretariales, municipales, etc., miles de coches oficiales que nos hacen tener más parking móvil que los Estados Unidos, miles de partidas burocráticas innecesarias, miles de millones de euros dilapidados en duplicidades administrativas e institucionales. Se hubiese controlado el gasto público, la deuda y la inflación, al tiempo que cuidado el empleo, favorecido a los más pobres y distribuido bien la riqueza. Se hubiese elaborado un plan académico humanista, estable y sabio que enseñara ciencia y, a su vez, valores como concebir la vida como ser y no tener, no ambicionar por encima de lo posible, ser feliz con poco, distinguir lo esencial de lo accesorio y gozar lo ganado honrada y laboriosamente. Se hubiese, en suma, trabajado por España, y no por las siglas políticas, en especial del PSOE y del PP, culpables ambos del hundimiento de nuestra patria, unos por incapacidad de gobierno y demagogia populista, otros por falta de liderazgo y oposición eficaz.
Pero, insisto, tenemos lo que nos merecemos y no sólo por los políticos y la crisis financiera mundial: por una parte muchos españoles han vivido por encima de sus posibilidades, hundidos en el materialismo vacío, sin ideales familiares ni solidarios, fomentado por quienes se han forrado con ese hedonismo sin alma ni criterio. Y por otra: ¿Dónde están los sindicatos defendiendo a los funcionarios y jubilados, víctimas de políticos y multinacionales? ¿Cómo es posible que el PSOE haga un héroe de un juez juzgado por prevaricación? ¿Y que el PP defienda a uno de sus presidentes autonómicos 'diga lo que diga la justicia'? ¿Por qué los afiliados hacen bandera de los partidos antes que de España? ¿Qué pretenden demagogias como que renuncie la Iglesia a la asignación tributaria cuando es la principal ayuda de parados, inmigrantes, sin techo y desfavorecidos? ¿Es necesario, como Diógenes, coger un farol y buscar por las calles, a pleno sol, hombres cabales al servicio político de la patria? [+ información]

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