23 mayo 2011

EUTANASIA

EL DIARIO MONTAÑÉS publicó recientemente una carta titulada «Eutanasia, una visión» y firmada por José Antonio Leñero, de Torrelavega.
En ella, José Antonio nos cuenta su difícil situación actual, augura un futuro de invalidez en un hospital -«mi destino es la cama, inmóvil»- y termina su carta intentando obtener una conclusión lógica: «Aplicar la eutanasia en algunos casos es más humano que mantener al moribundo sufriendo, que al fin y al cabo es tortura extrema».
Voy a ver si consigo contestarte, José Antonio. Voy a numerar mis consideraciones para que no nos perdamos en esa maraña en la que se mezclan realidades, emociones, futuribles, compasión y quizá también razonamientos demagógicos difundidos por los partidarios de la legalización de la eutanasia.
1. Acerca de tu situación actual sólo nos cuentas que ves tu autonomía mermada día a día, ello me hace pensar que en la actualidad no eres un enfermo terminal.
2. Si realmente deseas para ti la eutanasia, deduzco que estás bajo de ánimo, y que lo que estás pidiendo realmente es cariño, comprensión, compañía y, quizá, un buen tratamiento médico a tu enfermedad. Pues bien, como médico que soy, te digo que tenemos a nuestro alcance las medicinas que necesitas para solucionar los síntomas físicos y psíquicos que padeces. También estoy convencido de que en Torrelavega, o en otros lugares no lejanos, podrás conseguir lo que necesitas para afrontar el futuro que te espera y que seguramente no es tan negro como lo pintas.
3. Los médicos estamos para curar y, cuando ello no es posible, mejorar, aliviar y acompañar: esto siempre es posible. Infórmate de las Unidades de Cuidados Paliativos que existen muy cerca de nosotros.
4. La edad o enfermedad que nos hacen dependientes de los demás no son una razón para dejar de vivir. Todos hemos sido niños y hemos necesitado ese «...limpiar las heces, pañales,...» que citas. La enfermedad y la limitación no son circunstancias para que no seas querido por tu familia. Al contrario, en la enfermedad, aflicción y dependencia es cuando los sentimientos de la familia y de los amigos se desbordan en cariño y atención, como habrás comprobado que ha sucedido a tu alrededor y probablemente también en tu caso.
En resumen, José Antonio, que hay que eliminar los síntomas, no al que los padece. [Ángel Sancho Crespo en Cartas al Director, del Diario Montañés]

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