Los políticos hacen demagogia partidista enfocada a la ganancia de votos para mantener la butaca (como todos, de un lado y de otro), justificando una ideología que en la práctica se desmorona; por no predicar con el ejemplo. Es decir que si lo que él propone como bueno para el país y los ciudadanos fuese tan maravilloso, seguiría sus propios dictados, pero no es así.
Y eso les pasa a todos, que predican una cosa y luego hacen otra distinta, la que más les conviene.
Los de izquierdas tienen dinero, lo invierten en bienes inmuebles, fondos y bonos. Pero luego van de pobres, quieren aparentar que son "clase obrera". Que pasa, ¿que no hay empresarios de izquierdas? Pues claro que los hay. Y ¿son mejores jefes que los de derechas?
El capital es la novia más deseada. Y la forma de gestionarlo es similar independientemente de la ideología política, hacerlo crecer de cualquier manera. El sistema está así montado. Y los daños colaterales se los empaquetamos a otros.
Podríamos hablar de clasismo incluso, de ropas caras, de marcas y lujos. Tienen dinero y se lo gastan, y ¿qué? ¿Despilfarro? En alguna ocasión, dependiendo de la óptica con la que se mire. El dinero no tiene ideología. [ver artículo completo]
No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.