30 marzo 2014

EPIDEMIA DE ESTOS TIEMPOS

MOBBING EN EL TRABAJO
“Un día llegó a su trabajo y le habían corrido la mesa al pasillo. Nadie le dio una explicación. Un compañero le dijo que iban a remodelar la oficina, pero era sólo un rumor. Ya hacía varios días que su jefe no le hablaba, sentía que le hacían a un lado y comenzó, a estar muy incómodo”.Este apenas fue el principio de un largo período de hostigamiento para que un trabajador dejara su empleo sin recibir indemnización. Se había convertido en el objetivo, de una víctima más del “Mobbing” o violencia en el trabajo.”
Esta, bien pudiera ser la radiografía de un hecho que por desgracia no es fruto de ninguna película, sino la cita de un hecho real, que salvando todas las distancias, se extiende cada vez más en las empresas y entre los trabajadores, quienes por desgracia, están asumiendo los “valores de la mayor rentabilidad y competitividad entre ellos” como marco natural de relaciones personales.
El Psicólogo alemán Leymann, fue el primero que definió el concepto de Mobbing, como una forma de violencia, un proceso de destrucción que es ejercido en la mayoría de los casos en relaciones jerárquicas, del superior al inferior o entre dos o más iguales. Para ello, se aplica una especie de terror psicológico sobre la víctima, afectando por igual a hombres y mujeres de todas las edades, causando en la mayoría de los casos un grave hundimiento psicológico”.
Así explica Leymann el mobbing, que contrastado por la Oficina Internacional del Trabajo OIT, viven más de doce millones de europeos, de ellos cerca de dos millones en España según un informe elaborado por la Universidad de Alcalá de Henares, informe, que nos coloca en un ranking no muy lejos de Francia, Italia o Suecia.
Datos realmente escalofriantes, que ponen en evidencia una práctica de agresión laboral, en países supuestamente defensores de los derechos laborales, con una amplia legislación laboral y penal, con leyes democráticas que presuntamente protegen a la persona por encima de todo, países modernos, con un amplio equipamiento administrativo que inspecciona estas prácticas, pero que no es capaz de proteger al trabajador individual que es acosado diariamente.
Y para ayudar a estas personas, también están los sindicatos aunque por desgracia no parece que sean muy eficaces según los datos que se manejan. Estamos demasiado lejos de coger este toro por los cuernos, la práctica del mobbing esta demasiado extendida, y llega a todos los sitios, incluso a los centros de trabajo donde debería parecer imposible su ejecución.

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