Mi amigo Pisco me hace llegar este interesante artículo, del escritor Tomás Val, que tras analizar los numerosos casos de corrupción en España, hace referencia a la labor de la función pública moderna, nacida de la Revolución Francesa, añadiendo que “no hay que pagar la mordida al policía de tráfico, ni al funcionario que gestiona una cita con el médico ni al maestro que educa a nuestros hijos… y eso hace que España sobreviva como sociedad ante esa cuadrilla de corruptos”
Añade después: “Es la dignidad del funcionario- ese tan denostado, tan maltratado y que tan a menudo paga los platos rotos-, el desempeño honrado de su trabajo (muchas veces más allá de las horas exigidas) lo que los permite seguir viviendo con decoro y que cada día abran los hospitales, las escuelas y los ministerios”
Para ver el artículo completo publicado en el Norte de Castilla, pulsa sobre la imagen.
Que los funcionarios son en su mayoría dignos, no me cabe la menor duda, pero que tengamos que estarles agradecidos me parece una inocentada. Su sueldo se paga con nuestros impuestos pero ellos lo tienen vitalicio y nosotros no. Y en cuanto a su comportamiento profesional, conozco casos verdaderamente satisfactorios y otros verdaderamente escandalosos. En sanidad es bastante recurrente el contactar con algún conocido o familiar para que te adelanten una cita y qué decir de gestiones en la SS si conoces a alguien de la plantilla, pues agilidad máxima y eficacia garantizada. En fin, que no son ni buenos ni malos, son el reflejo de la sociedad en que vivimos.
ResponderEliminarPor cierto, en una encuesta realizada entre estudiantes de EEUU, la mayoría aspiraba a crear su propia industria o a triunfar en sus profesiones; en España el 90% aspira a ser funcionario ¿ por qué será?