Desde la perspectiva de ser un ciudadano que no pertenece a ningún partido político y siendo conocedor de que por dicha ruta circulan diariamente infinidad de personas, me he hecho varias reflexiones al respecto tales como: ¿Si es una senda para hacer ejercicio no es un contrasentido poner a disposición de los usuarios un ascensor para evitar que lo hagan?, ¿lo ha demandado alguien? o ¿qué futuro espera a este artilugio mecánico a la orilla del mar Cantábrico, sobre todo teniendo en cuenta que está en una zona donde habitualmente se muestra de lo más bravío?
No solamente se me ocurren esas preguntas, sino que invito a quienes quieran a girar una visita por otras, posiblemente antiguas, promesas electorales que acabaron en obras que hoy son una ruina. No hay nada más que darse una vuelta por el Parque del Agua que discurre paralelamente entre la Calle Alta y las vías de Renfe y ver el deterioro de los artefactos que en su día fueron puestos allí.
Otro de los lugares a visitar es el parque del Doctor Morales, donde el antiguo estanque está sin agua y las escasas parcelas dedicadas a la expansión de los perros están con la valla tirada y las puertas deterioradas.
En ambos lugares se limitan a cortar el césped y poco más, porque el mantenimiento del resto de elementos es caro y no están los tiempos para derrochar. ¿No pasará lo mismo con estos otros artilugios, que además tienen el inconveniente de estar situados junto al mar?
Lo malo es que va a haber elecciones dentro de poco y toca inaugurar a quienes se piensan que los electores somos tontos, poniéndoselo fácil a determinados partidos populistas, que prosperan gracias a la ineficacia de los existentes.
A. José Salas, en Cartas al Director, del Diario Montañés.