22 junio 2015

LARGA VIDA AL ESPAÑOL

Finchu nos facilita este extraordinario artículo:
¿Qué años tiene hoy usted? ¿Cuántos cree que le quedan por vivir? ¿Lo ha pensado alguna vez? Sinceramente, espero que sean muchos, como lo espero para mí. ¿Por qué planteo esto? Porque si uno mira los datos de esperanza de vida puede calcular, al menos estadísticamente, cuánto le queda por vivir en estos arrabales del mundo. Y si nos fijamos en las estadísticas, podremos ponernos contentos al saber que somos los europeos más longevos con 81,8 años de esperanza de vida al nacer, según recientes datos de Eurostat. Y si usted es mujer esa cifra sube casi 3 años más. Todo esto es espectacular si pensamos que al comienzo del siglo XX la esperanza de vida en España estaba en torno a los 39 años. Es más, si usted supera los 82 años, piense que todo el (mucho) tiempo que le quede es un regalo de la vida, un don que seguro sabe aprovechar dando y recibiendo amor y cariño a todo el género humano, sin excepción.
Dicho lo anterior, me pregunto cuáles son las razones de esta longevidad. ¿Qué nos diferencia para que seamos tan esperanzadoramente vivos? ¿Será la genética? No lo creo; muchos de los que llegan de fuera de nuestro país repiten o acaban quedándose aquí a vivir y, al final, acaban también impregnándose de nuestras ganas de vivir. La actitud ante la vida de los españoles, nuestra sanidad, la alimentación variada de la que disfrutamos y el clima que nos permite relacionarnos (más allá de las redes sociales), esos creo que son los mimbres con los que construimos estas excelentes cifras.
También, en Europa, somos los segundos más felices con un índice de satisfacción vital de 7,5 después de Dinamarca con 8,4. A pesar de la crisis, del paro, de las rivalidades políticas, territoriales o futbolísticas; a pesar de nuestra crítica visión de la vida, de los recortes, las multas, los impuestos, los defraudadores y los corruptos de todo signo y dirección, a pesar de todo esto, somos los segundos más felices de Europa. ¿Cuál sería nuestro índice si con nuestra personalidad latina viviéramos en Dinamarca? Nos saldríamos del mapa… de Europa.
Los españoles somos una etnia de mixturas, de diversidad y por tanto de riqueza; llevamos muchos siglos de historia compartida y competida y si llegáramos a escindirnos (como algunos pretenden o nos hacen creer pretender) todos, todos nos empobreceríamos. Seríamos menos españoles; seguramente seríamos de otro modo y nuestra vida en común y esperanzadora seguro que perdería y aumentaría nuestra prima de riesgo de vida, estoy convencido.
Precisamente por la mezcla que compone la paleta de los colores de nuestras banderas de identidad, somos como somos y todo lo que nos diferencia nos acaba uniendo. Lo fácil es creer que por nuestras diferentes identidades podemos rompernos y ganar con la ruptura, con la manifestación patente de nuestra identidad independiente. Quizá esta es una de las mayores falacias de nuestro tiempo, fomentada por políticos, corruptos de ideas y de poder (todos) y algunos de dineros, que lo que creen es que con su pequeño corralito podrán ganar en independencia y autonomía. No quieren darse cuenta o hacen por no enterarse de que todo anverso tiene su reverso y el de la separación puede llegar a ser tenebroso, como el lado oscuro de otras galaxias. Separados nunca ganaremos. Si bien a nadie se puede obligar a estar a este lado de la carretera, hay que calcular los riesgos de cruzar al otro lado y que te lleven por delante algo de vida, de la de los españoles.
Si esta columna se hubiera escrito en alguna Autonomía en concreto, ¿cómo se habría titulado? De ningún modo; no se habría escrito. Larga vida al ciudadan@ español.

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