El motivo de mi prolongado silencio ha sido un nuevo viaje familiar, del que te informo cumplidamente, pero antes quiero ponerte al corriente de una vieja leyenda conocida como:
LA EXTRAORDINARIA HISTORIA DEL IMPENITENTE CORRALIEGO VIAJERO
Cuenta esta leyenda (en algunos casos he comprobado personalmente que es realidad) que, cuando haces un viaje te encuentres a un corraliego durante el mismo, ya que los habitantes del valle hemos sabido distribuirnos por todo el mundo, haciendo de vez en cuando varios viajes a nuestro lugar de origen, del que nos sentimos orgullosos, para volver más tarde a nuestras nuevas residencias. Hay varias pruebas de la realidad de esta leyenda y conocido es el caso de los corraliegos Salomón y Juanma. Salomón, el primero de ellos, en alguno de los viaje que hace a Méjico, donde pasa algunas temporadas quedándose en ocasiones en casa del también corraliego Gele, cuenta cómo fue saludado en pleno aeropuerto de dicha populosa ciudad por Claudio (Mosca), que vivió en el Bardalón. Juama, también tuvo un encuentro en Canadá con Kiko (Napia), que residió de joven junto a la hoy inexistente casa de Rasillo, que estaba yendo de la Iglesia a la Pontanilla, frente a la casa del sacerdote D. Antonino Ontañón.
Toño, otro corraliego, me comenta que esto no es de ahora ya que hace tiempo, en un viaje a Glasgow (Escocia), se encontró con a Pepito Pereda (el de la antigua farmacia de La Rasilla) y con Shallcrass, un químico que trabajó en Los Corrales hace años.
Finalmente añadiré que Piluchi, la mujer de mi primo Javi, se encontró con un corraliego en China
Toño, otro corraliego, me comenta que esto no es de ahora ya que hace tiempo, en un viaje a Glasgow (Escocia), se encontró con a Pepito Pereda (el de la antigua farmacia de La Rasilla) y con Shallcrass, un químico que trabajó en Los Corrales hace años.
Finalmente añadiré que Piluchi, la mujer de mi primo Javi, se encontró con un corraliego en China
Personalmente también he tenido agradable encuentros con corraliegos viajeros en lugares tan dispares cono Tenerife, con Matías, en Tarragona, con Alfredo, o la más reciente, en medio de Madrid, con mi prima Maite, que hace años que reside en Palma de Mallorca.
Este tipo de encuentros fortuitos ha ido creando la famosa leyenda de la que te hablo y a la que seguramente tú podrá incorporar algún caso más.
En esta ocasión el viaje que realizamos fue a París, desde Bilbao, por lo que ya en el aeropuerto estuve atento por si aparecía el corraliego viajero de rigor.
Fuimos, además de mis hijos Alberto y Alejandro, Thais, la novia de este último, Mariage, la hermana menor de Laura, su hija Laurita, Laura y yo.
Disneyland es una maravilla, donde acuden los niños generalmente acompañados de sus padres y/o abuelos, para pasárselo en grande, aunque no se sabe bien quien de los descritos disfruta más de las espectaculares atracciones.
Yo ya estaba resignado ante las bromas de los acompañantes en cuanto a que en esta ocasión no se iba a cumplir la leyenda antes relatada, porque pasaba el tiempo y no hacía acto de presencia nadie de nuestro valle que siguiese alimentando la existencia real de la misma.
El último día a última hora, tras esperar una larga fila, Laura y yo nos hicimos una fotografía con Donald, uno de mis personajes favoritos. Sabido por todos en que dichos personajes no articulan palabra alguna, entiendo que principalmente por no entrar en largos diálogos que retrasen la espera de los demás, además de que asisten niños de toda Europa, por lo que tendría que hablar infinidad de idiomas. Se limitan a hacer unos gestos cargados de simpatía y amabilidad, que los niños de cualquier parte entienden perfectamente.
Estando en este trance me quedé petrificado cuando Donal rompiendo el protocolo se dirigió a mí, en un perfecto español, diciéndome:
Hola José.
Yo no salía de mi asombro y reconozco que me quedé bloqueado, no acertando a decir nada más que:
¿Me conoces?
A los que él respondió: Claro hombre. Yo nací en Somahoz y viví unos años en Los Corrales, más concretamente en el Barrio de Los Millonarios.
Esta nueva aportación hizo que me bloquease todavía más.
Como la fila apretaba, no tuvimos tiempo de continuar el diálogo, por lo que siempre me quedará la duda de saber quién era el que representa a tan genial personaje, por lo que te ruego que si en alguna ocasión acudes tú a este evento, te dirijas a Donald y aclares definitivamente quién es el paisano que sirve para seguir alimentando la leyenda del corraliego viajero, que en esta ocasión nos sorprendió agradablemente en pleno París. Yo he estado dando vueltas a los acontecimientos, para a ver si consigo saber quien era el mismo y no soy capaz de dar con él.
También nos ocurrió otro caso digno de resaltar, que te relato a continuación:
LAS PRINCESAS THAIS Y LAURITA
Thais, la novia de Alejando, fue seleccionada por Laurita para que la acompañase a la conocida comida con las princesas, para lo cual, ambas se disfrazaron como tales, como manda el guión, para no desentonar en la fiesta. Entiendo la lógica de su elección, ya que Thais representa para ella todo lo que una niña quisiera ser de mayor, por lo que está deslumbrada por ella.
A la belleza de Laurita debemos añadir la de Thais que, además de haber acabado con éxito Derecho, tiene la belleza de sus ventipocos años, a la que además unía en esta ocasión una preciosa y larga melena con su pelo rubio y unos ojos azules que aumenta todavía más su atractivo. Si a esto añadimos una gran paciencia para los niños, entenderás lo que te cuento a continuación, que ha sentado también un precedente difícil de superar:
Estaban guapísimas e ilusionadas a la entrada del palacio, un poco antes de la hora, esperando para el comienzo del acto y la sorpresa que se llevaron ambas fue enorme, ya que las niñas cuando vieron a Thais en compañía de Laurita, creyeron que era una de las princesas que salía a recibir a los participantes y quisieron hacer fotografía padres, abuelos y nietas con ella. De poco sirvieron las explicaciones de Alberto, mi otro hijo, que habla correctamente francés e inglés, en corregir el error, porque a los familiares les daba lo mismo, ya que podían hacerse la fotografía con quienes sus hijas creían era una princesa, sin necesidad de tener que hacer fila. Así que la buena de Thais estuvo haciéndose varias fotografías, para personas de distintos países, mientras esperaba a que comenzase el acto, ante la mirada sorpresiva e incómoda del personal de seguridad del palacio, que no veía con buenos ojos, que una chica tan guapa robase protagonismo a sus princesas.
MIS DOS 360º
Animado por mis dos hijos hice algo que no había hecho antes y que posiblemente no vuelva a hacer en ninguna otra ocasión. Hay allí una atracción que se anuncia como una prueba para hacer un viaje espacial. La torturante experiencia consiste en una montaña rusa que discurre mayoritariamente por un túnel a oscuras, donde se hace un bucle que te obliga a estar boca abajo durante el trazado del mismo, eso sí, a gran velocidad. No había acabado casi ese viraje, cuando, siguiendo estando a oscuras, te sometían a otros 360º, esta vez en sentido longitudinal, como si de un tirabuzón se tratase. Logré sobrevivir a ambas, y mucho me temo que si en alguna ocasión tienen intención de mandar al espacio a algún chalado con 65 años, me llamen para nuevas pruebas.
De ello te dejo constancia en esta fotografía, donde podrás ver a Alejandro pilotando la nave y a Alberto y a mí, en la parte posterior. Como podrás ver, la superé con un impresionante éxito, ya que mi actitud, es como si me estuviera en el sofá de casa viendo la televisión, en vez de encontrarme ante las dificultades antes descritas.
VARIOS
Como te podrás imaginar este lugar es una sucesión de hoteles y tiendas preparadas para que tanto los niños, como los familiares, gasten lo máximo posible, salpicado de atracciones, donde se zarandea a los participantes, para que caigan abajo las pocas monedas que los queden en los bolsillos. Para poder entrar en estas atracciones o conseguir la firma o la fotografía de los protagonistas, tienes que hacer unas interminables colas, por lo que si tienes intención de ir me voy a tomar la libertad de darte estos consejos que te podrán se útiles:
En primer lugar, no acudas en los meses punta, julio o agosto, ni con niños muy pequeños, porque no solamente no valorarán en su justa medida la grandiosidad de este lugar, bastándolos con vivir la atracciones de su pueblo y ciudad de residencia con el mismo entusiasmo, eso sí, con muchos menos gastos. Además, en algunos casos hasta se asustan ante la aparición de los personajes, como pude comprobar. Creo que a partir de los 10 años ya es una buena edad y si son 12 o 14 mejor, porque son conscientes de ello y no se cansan ente las esperas y desplazamientos.
También te quiero aconsejar que es importante madrugar, ya que ganar 15 minutos para entrar a desayunar te puede provocar un favorable efecto sinergia al final de día, que te reportará grandes beneficios. Durante esta primera comida del día, hay un caos terrible, ya que en un espacio a compartir se encuentran padres, hijos, tíos y hasta abuelos de distintas nacionalidades deambulando de un sitio para otro tratando de prepararse el desayuno en un buffet libre.
El tiempo que ganes aquí se multiplica a tu favor si madrugas, ya que conseguirás inicialmente menos tiempo en las esperas, al estar todavía los demás desayunando, pudiendo ver más atracciones a lo largo de la jornada.
He quedado impresionado por varios aspectos que te sorprenderán tanto como a mí. Uno de ellos es que vi pocos fumadores, siendo los mismos una excepción. Lo más sorprendente todavía es que no vi a nadie utilizar el teléfono móvil. He pensado que esto último pudiera ser consecuencia de que en todo el recinto no hay Wifi. Si acudes alguna vez, quizás encuentre una explicación distinta de la mía.
También me llamó la atención lo limpio y bien conservado que está todo el recinto.
Como complemento puedes hacer lo que hicimos también nosotros, ir un día a París a pasarle allí y si es posible, darte un paseo por el Sena.
Como complemento puedes hacer lo que hicimos también nosotros, ir un día a París a pasarle allí y si es posible, darte un paseo por el Sena.
Espero en un próximo viaje tenerte también informado para evitarte el que cometas los errores que haya podido cometer yo, caso de que quieras hacer tú el mismo, para que así te resulte más agradable.
Vale... aceptadas las disculpas dado el caso que las provoca. Vale más una fiesta que cien malas noticias. Ahora bien, en la fotografía del tirabuzón más bien parece que vayas a reventar los dientes de tanto apretarlos e incluso, sin verlo, seguro que el culo iba bien apretado. Así que lo de ver la TV..... bueno.
ResponderEliminarEn concreto, que me alegro de volver a "escuchar" tus propuestas y que tu humor continúe en plena forma.
Un abrazo y me alegro del buen rato que habéis pasado.
Veo, por el comentario de Roberto que, en el retoque que hice en Photoshop, se me olvidó retocar alguna parte y ha trascencido el canguelo que pasé.
ResponderEliminarNo volverá a ocurrir.
Amigo Jose, interesante tu relato, pero... creo que la leyenda ( no está correctamente expresada al inicio de tu texto )dice exactamente: cuando hagas un viaje y vayas donde vayas, siempre te encontrarás a un corraliego durante el mismo.
ResponderEliminarMuy bonito eso de viajar y recorrer mundo, de vez en cuando, con la familia... dado que es muy beneficioso y saludable para el colectivo familiar.
Yo no me habría venido sin haberme enterado de la identidad del Sr. Donald, ya que esa incógnita te acompañará de por vida.
ResponderEliminarConociendo a José, yo no me creo que se haya venido sin saber quién es el corraliego-Donald. Más bien pienso que no quiera revelar su identidad, bien a petición del interesado, que pudiera ver peligrar su profesión si se llega a conocer su identidad, o para que no identifiquemos a los familiares que vivan aquí. También pienso que con su silencio mantiene una emoción que sigue incrementando la leyenda del corraliego viajero que nos expone en su relato.
ResponderEliminarYo tengo un sospechoso del que tampoco voy a revelar su identidad por si estoy confundido, pero se cumplen los requisitos que el comenta.
De todas formas, seguro que sin tardar mucho, algún otro corraliego se desplaza allí y nos saca de dudas.