Estando de vacaciones familiares en Disneylan París, gesté el contenido de este escrito que hoy aparece en El Diario Montañés y del que, para los amigos, tengo una versión más completa que dice así:
Existe en muchas ciudades europeas distintos parques temáticos a los que, para conseguir que los niños cumplan el deseo de ver sus sueños hechos realidad, acuden padres hijos y abuelos, donde viven fantásticas aventuras en las atracciones para ellos preparadas proporcionando, especialmente a los más jóvenes, la oportunidad de vivir lances inimaginables para su corta edad.
Paralelamente a estos hay otros padres hijos y abuelos que viven otra realidad que los gustaría cambiar por un sueño. Me refiero a los que en sus países viven el horror de la guerra y el hambre y que quieren alcanzar el sueño europeo, para lo cual tiene que superar la muchas veces fatal “atracción” conocida como Mar Mediterráneo.
Paralelamente a estos hay otros padres hijos y abuelos que viven otra realidad que los gustaría cambiar por un sueño. Me refiero a los que en sus países viven el horror de la guerra y el hambre y que quieren alcanzar el sueño europeo, para lo cual tiene que superar la muchas veces fatal “atracción” conocida como Mar Mediterráneo.
Algunos de los padres de los primeros niños, que presumen de demócratas e incluso de cristianos, nada más salir del parque temático europeo, una vez acabadas sus vacaciones, se dedican a idear barreras físicas y legales tratando de que los otros chicos no puedan acceder a lo más elemental, logrando que solamente los suyos, generalmente saciados de televisión, videojuegos, teléfono móvil, e incluso en algunos casos sobrealimentados y con problemas de obesidad, ocasionados con la excesiva ingesta de chucherías, puedan llevar una vida de ensueño.
Lo más triste del problema es que si las familias de los niños que huyen de tales calamidades tuvieran dinero, serían recibidos con los brazos abiertos, y es que en la gran farsa del parque temático de este mundo, poderoso caballero es...
A mi no me parece tan mala la gente occidental, sino que como ha pasado en la historia del mundo, cada civilización ha tenido su época de esplendor y ahora le está tocando a la nuestra. Yo conozco a muchas familias de mi barrio que han adoptado niños en países donde de no ser así quizás habrían malvivido. También conozco colaboradores de ONG,s que dedican sus vacaciones a ayudar a los necesitados allí donde hace falta. Tengo amigos que todas las noches van a comedores sociales a repartir cenas. Conozco grupos de gentes que salen por las noches a tratar de aliviar las penurias de los desharrapados, etc. etc. Una buena idea sería traer cada familia del mundo desarrollado a una persona de las que parten al exilio o de los que parten por necesidad. ¿Sería una buena idea? ¿mejoraría el bienestar del mundo o se iría todo al carajo? Sinceramente, he pensado a menudo sobre el tema y todavía no he encontrado una solución ni siquiera por aproximación. Pero bueno aún no he perdido la esperanza. ¡Ah! que conste que participo con varias ONG,s por si este comentario da lugar a alguna respuesta airada.
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