21 enero 2016

IDEOLOGÍAS SUPERADAS

Decía hace poco Pedro Sánchez a unos seguidores: “Ésos que os dicen que no son de izquierdas ni de derechas, que no os engañen, ¡son de derechas!” Ponía cara de estar descubriendo algo gracias a su astucia. Tal vez se lo cree realmente (podría ser que fuera demasiado joven para saber ciertas cosas), o tal vez formara parte de la tramoya mitinera, que explota el simplismo maniqueista de las gentes. El caso es que recordé de inmediato esa misma frase –o sea, la recíproca- oída hace muchos años, en boca de un anciano, pero de derechas. Y es que es una concepción reversible. Lo cual hace perder su valor, claro. Presupone, aparte de no haber más alternativas, que la propia es la única que puede presentarse a cara descubierta. Me dije: ¿cómo puede alguien todavía venir con eso? Si fuera tan fácil definir la izquierda o la derecha, no habría necesitado Gustavo Bueno dos libros para ello. Y parece improbable que una dicotomía nacida de unas circunstancias sociales y filosóficas concretas, que tuvo su auge en la primera mitad del siglo XX, y que ni siquiera llegó a agotar la totalidad del espectro político, mantenga aún su validez. Con lo rápido que va todo. Y hay países donde las opciones no se definen en esos términos. Pero cada uno estamos bajo nuestra tradición. La cual es un poco como la familia, que en un sentido nos nutre, nos cobija y en otro nos limita y nos agobia.
Adolfo Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañés

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