Tras estas fechas toca desmontar el Belén hasta el año que viene. Los que hemos seguido la tradición no tendremos problemas porque repetiremos la dinámica de otros años. El problema, probablemente, lo tengan quienes hayan modificado alguno de los integrantes, porque no sabrán si a las nuevas incorporaciones tendrán que añadir alguna más el próximo año.
Yo aventuro que probablemente el año que viene se vean en la necesidad de modificar la figura de María, cambiándola por la de Mario, con el fin de hacer un guiño a las parejas homosexuales. O pongan un Niño Jesús negro, para contentar a las minorías de otra raza. También pudiera ocurrírseles que en vez de Niño Jesús debiera figurar la Niña Jesusa, para satisfacción de las feministas más radicales, las cuales también verían con agrado el cambio de pastores por pastoras, camellos por camellas …..
Hay quienes pensamos que no hay necesidad de cambiar nada ya que el Belén siempre ha sido un símbolo en el que hemos estado representados e incluidos todos, hombres y mujeres, ricos y pobres, homosexuales y heterosexuales, blancos y negros….., ya que simboliza la venida al mundo de quien nos dijo que nos amásemos unos a otros como hermanos, sin distinción alguna.
Lo lamentable es que quienes dicen no creer en Él, aprovechen el momento para, en su afán por obtener algún minuto de gloria publicitario busquen, a la vez, el voto populista, montando otro Belén.
A. José Salas, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
Muy atinado, visto el panorama, ese artículo...
ResponderEliminarPero bueno, quienes hemos vivido rodeado de las bellas tradiciones y simbologías cristianas, pasamos del "progresismo" interesado y sectario... y nos limitamos a disfrutar, en familia y con los amigos, de nuestras ancestrales tradiciones.
Muy bien dicho y escrito
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