Seguramente habrás oído hablar de que el español para los extranjeros resulta ser un idioma rico, inteligente, algo difícil de entender pero sobre todo sencillo a la hora de poder comunicarse. Pues a todos esos tópicos hay que añadir uno más: es el idioma más alegre.
Al menos eso se desprende de la investigación que ha llevado a cabo la aplicación de mensajería Víber. En el estudio aseguran que los usuarios de habla española son los que más mensajes positivos, de amor, con iconos alegres y tono jovial envían.
La conclusión ha sido posible tras analizar alrededor de 100.000 palabras de diez idiomas distintos. Desde Twitter a una película o un libro han sido las fuentes que se han utilizado para asegurar que el idioma español es el más alegre.
Le siguen el portugués, el inglés en tercer lugar, el indonesio y el francés. Cerrando el ‘top ten’ está sorprendentemente el chino. Aunque si tenemos en cuenta las redes sociales, si el español es el idioma más animoso, en Twitter por ejemplo, son los suecos los que escriben más veces “te quiero”.
Fuente: IDEAL
Hay un dato sobre la impresión que el idioma español causa a los hablantes de otros idiomas (en concreto, de otros idiomas occidentales, como el inglés, el francés o el alemán), y es un dato que yo desconocía hasta hace poco. Y es que nuestro idioma resulta muy "duro" a los oídos de esas gentes. Me refiero al sonido, no a la gramática ni al vocabulario; demasiado tosco, contundente, simple (como las piedras, vaya). Claro que esto siempre será una cuestión subjetiva, pues depende del idioma de partida, pero, ahora que conozco el francés, el inglés, el alemán y el chino, creo que comprendo el calificativo de duro. Porque todos esos idiomas -a los que podríamos añadir, por ejemplo, el catalán- tienen variaciones de sonidos, una multiplicidad de matices que requieren una afinación en el oído, y en la pronunciación, en tanto que el español (cuya simplicidad vocálica procede del vasco, según dicen) se limita a cinco vocales, y bien diferenciadas. A ello se podría añadir que la construcción de sílabas se basa en "sota, caballo, rey", o sea, consonante más vocal, aunque haya alguna consonante (ene, erre, ese, ele) despistada al final de algunas sílabas, pero también con presencia inequívoca. Y luego está, claro, el sonido de la erre, la erre fuerte, que a los extranjeros les parece un sonido inverosímil a la hora de ser admitido por una amplia comunidad de hablantes, y que para ellos, seguramente, debería ser pronunciado con algo más de pudor, no con tanto desparpajo.
ResponderEliminarUn dato curioso es que algunas personas bilingües -por ejemplo, hijos de emigrantes españoles a Alemania- cambian a veces su carácter según el idioma que hablan. No solo lo he visto yo, es un detalle conocido en este terreno.
Por lo demás, el español tiene gran riqueza de vocabulario, más de lo que los extranjeros le tienden a atribuir, pero el problema es que los hispanohablantes no la explotamos; es riqueza si juntamos el español de Andalucía con el de Castilla y el de Hispanoamérica, o si simplemente consultamos el diccionario o leemos una buena obra literaria. El alemán, con el que estoy ahora, tiene fama de tener mucha precisión en los conceptos y también a la hora de modificar los términos al uso concreto, pero no es tanto como dicen, pues en otros aspectos es más preciso el español. Un ejemplo claro es "Freund", que en alemán puede significar novio y amigo, prestándose a confusión.