A muchas de las personas que en la actualidad forman parte del Grupo de Montaña Orza el nombre de Rodolfo Gutiérrez Arminio, popularmente conocido como Roly en Los Corrales de Buelna, quizá les diga poco o más bien nada. Es natural, porque la mayor parte de ellas no tuvieron el placer que sí tuvimos algunos, de compartir con él la afición a la montaña entre otros asuntos.
Roly es uno de los fundadores del Grupo de Montaña Orza, y en las primeras etapas del club le tocó hacer de todo, cuándo de secretario, otro día de tesorero, pasado mañana recoger unas tiendas de campaña………vamos, hasta de Presidente a finales de la década de los noventa.
De Roly siempre recordaré, al margen de su querencia exagerada por todo lo que oliera a monte, su especial devoción por ese espinazo que va desde La Garita hasta Brañasarza pasando por La Quebratá, El Salce, Portillo o Las Urizosas. Y si le hablabas del pernal de Pecina y la braña homónima, eso eran palabras mayores………vamos, a su Pecina del alma que nadie le tocara un pelo, porque eso es el ombligo del monte.
Cuando el tardíu asoma, nada como Pecina según él, para disfrutar de ese espectáculo de la naturaleza que es la berrea, estirando amaneceres entre jelecheras y garabitas, hasta que bien avanzada la mañana llegaba el momento de compartir con buenos amigos los torreznos y los chorizos aliñados con algún que otro meneo a la manolita.
Momentos inolvidables desperezando la amanecida, desentumeciendo los músculos, buscando el calor de la lumbre entre jumeras y tiznaos que ya nunca serán lo mismo y que siempre tenían su origen en el asalto previo con nocturnidad y alevosía, a la tienda de Garrido que durante tantos años regentara su querida Blanquita en el barrio de La Aldea.
Para la posteridad quedará la figura enjuta de Roly equipado con su mochila del año la pera, su camisa de franela, los pantalones de pana, las chirucas, su inconfundible gorra de soldador, el palo pintu, los anteojos de no sé cuántos aumentos y la cámara de fotos, presentándose con un día de antelación, dispuesto a partir para los Picos de Europa cuando el destino era Castro Valnera, en eso era el campeón, el auténtico rey del despiste, genio y figura.
Hay otras facetas de Roly que no quiero dejar en el tintero, quien diría que sus escasos 170 centímetros de altura dieron de sobra para convertirle en uno de los mejores, sino el mejor base de los tiempos heroicos del baloncesto regional, cuando todavía se jugaba en campos de tierra y formaba parte del mítico equipo de La Salle Buelna.
Pero Roly era mucho más, era una persona sensible y comprometida ante todo tipo de atropello o injusticia, alguien incapaz de digerir sin revolverse un mundo tan desigual e insolidario, sus convicciones le llevaron a tirar por la borda una vida más o menos apacible con una importante responsabilidad en Nueva Montaña Quijano, participando activamente en la primera huelga registrada en Cantabria durante la Dictadura del General Franco, lo que tuvo sus consecuencias en forma de despido, cárcel y otros problemas. En esa época Roly fue uno de los organizadores de las primeras Comisiones Obreras de la región.
No ha sido fácil la vida para Roly y Blanquita que además perdieron a su hijo Javi, también socio Orza, en plena juventud, pero ellos a su manera siempre lo llevaron lo mejor que pudieron queriéndose mucho, porque ya se sabe que las penas con cariño son menos penas.
Justo por éstas fechas cantan a la otra punta de España que algo se queda en el alma, cuando un amigo se va, yo no sé si es en el alma pero desde luego muy dentro de mí os puedo decir que algo me queda de Roly, porque pertenece a ese tipo de personas que no terminan en sí mismos, que no pasan por la vida sin ton ni son y que en ocasiones como ésta muy pocos, al margen de sus familiares, les echan en falta.
Quiero despedirme de un amigo y compañero con la canción de un ilustre mochilero que a ambos nos encantaba, Somos, de José Antonio Labordeta.
Ignacio Mantecón Fernández
Emocionante semblanza de nuestro querido "Roly", pues quienes le conocimos y bien disfutamos de su amistad, tanto sabemos de sus cualidades humanas y de sus méritos en todos los ámbitos donde él estuvo comprometido.
ResponderEliminarEs obvio que sus amigos le adoraban y Mantecón, entre ellos, bien que lo ha glosado.
Dado que su gran amigo y colega en el "Grupo de Montaña Orza", Ricardo de la Vega, le habrá recibido, con todos los honores, allá en el Cielo de los Grandes Hombres y bellas personas, a nosotros solamente nos queda desearle felicidad eterna y a Blanquita, su esposa, hijos y demás familia, simplemente enviarles nuestras condolencias y darles un fuerte y amistoso abrazo.
¡¡¡ Roly, amigo, Descanda En Paz !!!