Abilio nos comenta que tres amigos: un rabino, un hombre santo hindú y un abogado, tuvieron una avería con el coche en el campo y necesitaron pasar la noche con un agricultor.
El granjero dijo: "Tenemos un problema: aquí sólo hay espacio para dos personas, por lo que uno de ustedes debe dormir en el granero." "No hay problema", intervino el rabino, "Mi pueblo vagó por el desierto durante cuarenta años, soy lo suficientemente humilde como para dormir en el granero durante una noche." Dicho esto el rabino se fue a pasar la noche en el granero.
Momentos después se escuchó un golpe en la puerta; el granjero la abrió. Allí estaba el rabino de la granja. "¿Qué pasa?" preguntó el granjero. Él respondió: "Le estoy muy agradecido buen señor, pero no puedo dormir en el establo. Hay un cerdo en el establo y por mi fe, creo que es un animal impuro."
Su amigo hindú acordó intercambiar lugares con él. Pero unos minutos más tarde la misma escena volvió a repetirse. Hubo un nuevo golpe en la puerta. "¿Qué sucede ahora?" le preguntó el granjero. El hombre santo hindú respondió: "Yo también estoy agradecido por su ayuda, pero hay una vaca en el establo y en mi país las vacas se consideran sagradas. No puedo dormir en tierra santa".
Bueno, tan solo quedaba el abogado para acudir al establo. Se quejó pero al final acudió.
Momentos después hubo otro golpe en la puerta del agricultor.
Frustrado y cansado, el granjero abrió la puerta, y se encuentró frente a la puerta a…el cerdo y la vaca.
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