27 octubre 2016

SANTANDER-TORRELAVEGA ANDANDO

Ayer, Laura y yo, armados de valor y motivados por el lema que asegura que la familia que hace deporte unida permanece unida, nos animamos a hacer andando los 25 Km. que separan Santander de Torrelavega, por la carretera nacional, siguiendo la ruta del siempre transitado Camino de Santiago, uniendo así los dos núcleos de población más numerosos de nuestra región.
Como la distancia es perfectamente asumible por quien tenga el suficiente humor para afrontarla, unido a una adecuada preparación física y el calzado apropiado, no nos hizo falta ni madrugar, así que salimos de casa a las 10 de la mañana con la moral alta y la ilusión de completar la distancia por bandera, acompañados por un tiempo excepcional para las fechas en las que estamos.
Laura fue la encargada de dejar constancia gráfica de los distintos momentos de trayecto, por lo que sale menos en las imágenes, siendo yo el que he chupado más cámara. Sin embargo, en esta primera fotografía, quise que fuese ella la que inaugurase el reportaje para mostrar que todavía no habíamos llegado ni si quiera a mitad del recorrido ya que, como se puede apreciar en las señales de tráfico, habíamos recorrido 11 Km., pero que todavía nos quedaban 14 para el destino final.
Durante el trayecto fuimos en amena conversación (con Laura no podía ser de otra forma), repasando momentos de nuestros casi 30 años de convivencia matrimonial. Salieron a relucir anécdotas de nuestro noviazgo, de la boda, del viaje de novios, del matrimonio. Charlamos también de los hijos y del resto de la familia, de mi vida laboral ….. y del día a día.
Así de esta forma se fueron pasando los kilómetros casi sin darnos cuenta. 
Para no ser yo el único protagonista gráfico, quise hacerme una fotografía con este simpático lugareño que nos encontramos por el camino. 
Dado el gran parecido físico entre ambos, según comentó Laura, quiero aclarar que yo soy el que aparece a la derecha de la fotografía.
Como se puede apreciar en la siguiente imagen, los kilómetros iban cayendo y la meta estaba cada vez más cerca.
Torrelavega se encontraba ya a solamente 8 kilómetros, habiendo dejado tras nosotros los 17 restantes.
Nos sobró tiempo para otra simpática instantánea, tal como podrás ver a continuación, en la que aparezco pilotando esta impresionante apisonadora.
Casi sin darnos cuenta, llegamos al final de la marcha. Para que quedase constancia de este acontecimiento, Laura plasmó esta imagen, en la que aparezco a la entrada de Torrelavega, conocida como El Donuts, donde se puede apreciar que, tras de mi, ondea la bandera de Torelavega.
Una vez superada la prueba y desechada, inteligentemente por la jefa de expedición, mi brabuconada de volver también andando, tomamos la decisión de hacerlo en un autobús de línea regular, que nos dejó en Santander a las 4 y media de la tarde, después  de 5 horas y media andando desde que salimos de casa, contando que hicimos alguna parada para tomar un café y comer.
Como el resultado de esta marcha deportiva que, a buen seguro que algunos de nuestros ancestros tuvieron que hacer más de una vez por obligación, ha resultado satisfactorio tanto desde el punto de vista físico como anímico, no desechamos la idea de hacer alguna más, de la que también procuraremos dar cumplida información.

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