Yo que no soy cristiano,
ni moro, ni judío,
ni tengo religión,
te ofrezco mis dos manos
con toda la ilusión.
Si a mi puerta llegas,
mi puerta se abrirá,
yo te daré mesón
y limpiaré las llagas
de tu alma y corazón.
Preparados tengo alimentos
que, aunque frugales, son puros
y una manta de albardilla
que te librará de vientos
y de malas pesadillas.
Una almohada, una estera,
una lumbre con calores,
un abrigo resguardado
y una verdad austera
para ti, porque has llegado.
Mi voz será una tonada,
que de forma genuina
te dará leal mensaje,
entonado de alboradas
y perdido en el paisaje.
Mi mirada será brisa,
mis gestos acompasados
de entera afabilidad
y, sobre todo, una sonrisa
que dibuje lo que es PAZ.
Y al partir a tu destino,
recuerda, no soy cristiano,
ni moro, ni judío
y no tengo religión,
soy uno más en el camino
que te ofreció sus manos
por una humana razón.
Tinuco
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Muchas gracias al Poeta que no tiene Religión... aunque con todos los generosos y bellos sentimientos que nos muestra, habrá que ponerle nombre a esa su "Religión" que comporta tan hermosos principios...
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