En las últimas semanas hemos desayunado con varias cartas referentes a la propuesta de cambio de nombre del IES Javier Orbe Cano, sito en Los Corrales de Buelna. Recientemente se abrió un proceso por el que a dicho centro se le dará un nombre de mujer dado que de los 48 institutos de Cantabria solo hay tres denominaciones femeninas, todas vinculadas a una determinada confesión religiosa. Escribo esta carta como miembro del Claustro de dicho centro, como antiguo alumno de un colegio cuyo nombre también fue modificado años después de mi marcha y como ciudadano.
En primer lugar he observado críticas que van desde lo personal a lo político, pasando por lo que podríamos denominar “chantaje emocional”. En lo personal se han centrado en la directora del centro Pilar Lobeto, en su condición de mujer y en el supuesto carácter caprichoso e innecesario de la propuesta. Falso. La propuesta no nace de un capricho personal ni del aburrimiento. Nace de un análisis de la realidad social y de la necesidad de visualizar al 50% de la Humanidad. Además cuenta con el apoyo mayoritario de los órganos del instituto, órganos sobre los que recae la soberanía.
En segundo lugar, he observado en alguna de las críticas un poso franquista muy diluido, acomplejado, pero culpable. Javier Orbe Cano, “uno di noi” y ahora vienen los que perdieron la guerra a reírse de los nuestros. Javier Orbe Cano fue delegado de Educación en Cantabria durante la dictadura franquista, esa que fusiló durante casi cuarenta años, y tuvo la desgracia de fallecer en accidente de tráfico en 1976. Punto.
Y por último lugar lo que podríamos denominar “chantaje emocional”. Leo que el cambio de nombre niega el recuerdo y la memoria histórica (sic) a quienes allí estudiaron y se amputa una parte de la historia del pueblo. ¿Ha propuesto el Consejo Escolar la amnesia para los antiguos alumnos? No. Yo estudié durante diez años, diez felices años, en el colegio Sagardía de Santander, desde hace muchos años conocido como fuente de la salud. Felizmente. Felizmente porque Antonio Sagardía fue un militar franquista conocido como “El Carnicero de Pallars” y, por tanto no tenía ningún mérito pedagógico o humano para dicho reconocimiento. Afortunadamente han venido después centenares de alumnos que ha han construido sus recuerdos en un colegio con un nombre más bonito, y más alegre, sobre todo, más justo.
Juan Carlos Rojas en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
Seguimos como siempre con estos del Mester de Progresía. A todo aquel que haya ocupado un cargo en época franquista, anatema y al fuego eterno. Por tanto, todo aquel que fuese alcalde, secretario, funcionario, maestro, cura, etc. condenados al fuego regenerativo de la progresía.
ResponderEliminarAh, por cierto, sólo cuenta lo que opinen los que en este momento ocupan algún cargo o asisten al centro, el resto de la comunidad no cuenta. Por lo tanto, una vez acabado el ciclo de los alumnos actuales, se podría plantear un nuevo cambio de nombre para el centro. Es la democracia de estos salvadores y guardianes de la ética moderna.
Pues dígole a Juan Carlos Rojas (persona que denota una notable devoción a las políticas revanchistas y feministas, del felón Zapatero) que no mancille el nombre de Franco, dado que fue este Dictador ( obligado a serlo por culpa de la izquierda nefasta que ama el Sr. Rojas -muy Rojo él, visto lo visto- ) quien con errores-horrores y aciertos, salvó a España del destrozo generado por la República de la pre-Guerra In-Civil y sentó las bases del crecimiento y progreso en España. Juzguemos a Franco con objetividad, nunca con sectarismo.... A ver si ahora va a resultar que la excelente educación y formación de los chicos/as del Valle de Buelna (entre los que me encuentro) no existió hasta que murió Franco y el PSOE estableció sus nefastas Leyes de Educación... ¡ Seamos serios por favor !
ResponderEliminarLeído el Sr. Rojas, se percibe ese odio a los que no piensan con él y notables ganas de seguir alimentando esa división de España que nos helará el corazón... Lo cual parece obvio en personas que manifiestan un sectarismo que pensábamos que no existiría en la democracia... pero ¡ Dios mio, lo que estamos viendo y sufriendo con esta gente !
Por todo lo expuesto, una vez bien leído el texto del Sr. Rojas, queda bien patente que ese cambio de nombre, que él desea para el Colegio, es fruto de un deseo envenenado de revanchismo y de incordiar, típico de cierta izquierda que, a falta de inteligencia, capacidad y sentido común para hacer buenas obras que beneficien a la sociedad, se dedican a hacer tonterías y "genialidades" típicas del "hombre ( ¿ o era mujer ? ) que asó la manteca".
Conclusión: Con esta gente, no es extraño que estemos donde estamos y vayamos donde vamos... ¡ al guano !
Leída la carta, digo lo de siempre, " España y yo somos así señora "... Es imposible entender estos dulces pensamientos, en personas ilustradas, pero son así, preludios de justificar lo injustificable, pero que bonito es pensar lo contrario, de otro, pensando que uno es un sabio docto y los demás unos ignorantes pervertidos por cualquier ideología non grata, para ellos claro.
ResponderEliminarJ.M. Campuzano.
Con todas las cosas que hay que arreglar parece mentira que tengamos que fijarnos en los nombres de los Institutos o Centros de enseñanza.
ResponderEliminarSi pusiéramos el mismo afán en cada cosa otro gallo nos cantaría.
Ver como arreglamos otros temas importantes que tiene pendientes este país (educación, respeto en los propios Centros, paro, inseguridad en calles y domicilios, pobreza etc) y dejemos de buscar polémicas donde no existan.
Por favor, cuando se traten temas de interés, donde debemos posicionarnos, con libertad y criterio, sería recomendable que no firmáramos en anónimo. Si firmamos con nuestro Nombre y Apellidos, con ello demostraríamos que estamos en una España libre y democrática... Los anónimos indican temor a algo ...
ResponderEliminarComo soy libre, escribo con libertad y lo firmo... y quien discrepe, que lo exponga, no habrá problema alguno para dialogar/polemizar si es pertinente.