Roberto nos manda este rincón de particular encanto, donde vio la primera luz al venir al mundo, escuchó el trinar de los pájaros, el mugir de las vacas, el sonido de la lluvia en los cristales, el calor de sus gentes y conoció el sabor de los calostros acompañados de unas potentes pulientas.
Dice que nunca olvidará el olor a tierra mojada ni el de la hierba verde recién segada y a veces en sueños cree escuchar el campano de alguna vaca.
Dicen que el buey es de donde pace y no de donde nace, mas cuando se encuentro melancólico, no ve el pasto que le rodea sino la imagen de aquella tierra.
Hoy por azar ha visto este vídeo que le ha hecho recordar y ha pensado compartir con quien lo pueda apreciar, ya que lo más habitual es admirar los paisajes de otro lugar.
El valle de Iguña también existe, nos lo dice orgullosamente él.
1 comentario:
Gracias José.
Si el 3 de Junio, a la llegada de vuestra marcha Cóbreces/Corrales, no tienes quien te de un beso.... me dices.
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