05 marzo 2017

EL JOVEN QUE REGALABA SONRISAS

Poco antes de Navidad oí una noticia que me impactó. En Alepo, día a día masacrada por las bombas, vivía un chico de 24 años, Anas al Basha, un educador social que, en vez de huir con su familia, decidió quedarse, vestirse de payaso y pasear por la ciudad con una peluca naranja, un sombrero amarillo con flores de trapo y la nariz pintada de rojo. Así iba por las calles desbastadas regalando ilusión a los niños y esperanza a los mayores.
Una mañana la mala fortuna hizo que lo alcanzara una bomba que acabó con su vida. El payaso de Alepo ya no hace reír. Lo último que se sabe de él es que estaba exhausto y débil pero que seguía con su trabajo. Recuerden su nombre Anas: “Él vivía para hacer reír a los niños y dar felicidad en el lugar más oscuro y más peligroso del mundo”, escribió en su cuenta de Facebook su hermano Mahmoud al Basha. Nos queda el consuelo de que hay muchos, con o sin nariz roja, que se esfuerzan por hacer un mundo mejor. Son un ejemplo. La acción más pequeña es mejor que la intención más grande.
Ivan Escudero Adrover, de Guarnizo, en La Carta de la Semana, de XLSemanal

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