Mi hijo de 21 años recién cumplidos y yo somos camareros en diferentes hoteles, pero él gana más que yo y, me temo, conoce mejor el oficio; es un gran profesional. Nunca le gustó estudiar, por lo menos en la educación oficial; terminó a regañadientes la ESO y en segundo de Bachillerato lo dejó todo. Recuerdo con amargura las horas de charla que le dediqué en su adolescencia para motivarlo, para que estudiara, los castigos cuando suspendía, mis peroratas de que estudiar era esencial para ser alguien en la vida y tener un futuro de estabilidad y empleos de calidad. Estaba equivocado: hoy, gracias a que no me hizo caso, lleva varios años en la hostelería y ha aprendido todos los secretos del oficio; es un barman muy cotizado y tiene como ayudantes a un licenciado en Arte y a otra chica que estudió Enfermería. Él es su jefe, gana más dinero y tiene lo que ellos no: un trabajo estable. Como padre me siento muy feliz con él; como español, se me cae la cara de la vergüenza.
Alberto Pérez Vázquez, en XLSemanal
ResponderEliminarUn padre que se siente feliz diciendo que su hijo "es un barman muy cotizado, tiene como ayudantes a un licenciado en Arte y a otra chica que estudió Enfermería. Él es su jefe, gana más dinero"
Espero que los padres del licenciado en Arte y de la chica de Enfermería no se sientan menos felices de tener unos hijos que además de tener unos estudios (formación de la que no puede presumir su jefe) han sido capaces de buscarse un trabajo.