28 agosto 2017

AL OTRO LADO DE LA VALLA

Poco después de las cuatro de la tarde. Estoy en la estación central de Cardiff esperando un tren a Londres, en el andén 1. Me siento en un banco a esperar junto a un señor de unos 70 años. Me pregunta a dónde viajo. Le pregunto lo mismo y empezamos a hablar. Es la típica conversación social intrascendente. Mi acento me delata y empieza a hablarme de España. Me explica que es camionero jubilado. Durante años llevó camiones de gran tonelaje a España y Portugal. Me habla con emoción de sus viajes a Barcelona en 1992. Sus esperas en la Villa Olímpica para realizar las entregas. Se ríe al recordar unas vacaciones en diciembre en Málaga cuando mientras estaba en bañador en la playa veía pasar gente con botas y chaquetas. Recuerda lo bien que se comía en Santander desde donde salía el ferry de vuelta a casa. Llega mi tren y nos despedimos. Me siento con una sonrisa en la cara al recordar el brillo de sus ojos evocando a España. Me encanta la pasión con que muchos británicos me hablan de mi país, se me encoge el corazón y a la vez se hincha el orgullo. Abro el iPad y leo el períodico: desafío independentista, ataques al turismo, colas en el aeropuerto, amenazas de más huelgas … Mi sonrisa se ha esfumado. Cómo nos complicamos la vida. La hierba no siempre es verde al otro lado de la valla.
Marisa Sánchez Uriz, en El Blog del Cartedo de XLsemanal

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