Este es Tizón. Es un mastín. Nuestras vidas se cruzaron el domingo pasado, mientras iba con la bici cerca de Navacerrada, Madrid.
Os cuento.
Iba subiendo por una pista cuando vi a una pareja parada en la cuneta, junto a un perro que permanecía inmóvil.
Al llegar a su altura, les pregunté si todo iba bien y me dijeron que el perro iba andando hacia ellos y, de pronto, se había desplomado.
Como digo, estaba completamente inmóvil y no reaccionaba si le animabas a levantarse ni nada. Por lo demás, estaba en perfecto estado: limpio, sano y reluciente.
Ella estaba llamando al número de teléfono que Tizón llevaba grabado en el collar. También iba el nombre, por eso lo sé. El número no estaba disponible, pero le dejó un mensaje. Como no podían hacer mucho más, dijeron que se iban.
Yo creí que, puestos a llamar a alguien, mejor llamar al 112 para avisar de que el perro estaba ahí tirado. Se esperaron un poco a ver qué nos decían.
A todo esto, el bicho seguía sin reaccionar y, de vez en cuando soltaba un tímido lamento. Llamé al 112.
En el centro de llamadas del 112 se centraron en ubicarnos bien. Después, me pasaron con la policía local de Navacerrada.
Tras unos segundos de espera, contesta un policía. Lo primero que me pregunta: "¿Es un mastín negro?"
Ante esa pregunta, pensé que ya había llamado alguien antes y estaban en camino o algo así. Contesté que sí, efectivamente.
"Ah, bueno, pues a ese perro no le pasa nada."
Yo flipé. ¿Ha desarrollado la policía la omnisciencia? Pues no... pero casi.
"Ese es el perro pastor de ahí, de la Barranca. Verá que hay unas ovejas por ahí cerca. Él es quien las cuida. Tiene permiso para estar suelto."
"Vale, bien, hasta ahí de acuerdo, pero Tizón está aquí tirado inmóvil, no sé qué tiene que ver su profesión en esto", pensé.
"Ese perro está fingiendo", me dice el policía.
Ahí sí que flipé de verdad. "¿Cómo que fingiendo?"
"Nos llama alguien casi a diario con la misma historia. Resulta que el perro tiene la costumbre de hacerse el muerto cuando se acerca algún paseante, para que le hagan caricias y le den comida."
Yo flipando realmente fuerte. El bicho estaba a mis pies, lamentándose.
"Ya verá usted cómo, si se aleja, el perro se levanta y se va tan campante. Pueden dejarlo ahí, que no le pasa nada."
Efectivamente, con sólo alejarte unos pasos, se incorporaba. Te volvías a acercar y volvía a su numerito de víctima de atropello. Nos partíamos de risa, claro.
Tizón es el mejor actor que he visto en mucho tiempo. Debía de pesar unos 70 kilos y tenía una mandíbula y un cuello con los que te puede arrancar un brazo casi sin hacer fuerza.
Pero Tizón no quiere tu brazo: quiere tu bocata. Y tus caricias.
Tizón es el Billy Elliot de la sierra de Madrid: le dijeron que debía ser pastor, pero él quiere ser actor.
¿¿¿ Por qué será que este Tizón bribón me recuerda algo, digo algo, a loa independentistas catalanes ???
ResponderEliminarLos indepes se hacen las víctimas moribundas, para que Mamá España les colme de euros y privilegios y cuando les dejas un ratito, ya están otra vez dando el coñazo y la matraca... hasta que les vuelves a acariciar... La diferencia con Tizón, es que, últimamente, los catalanes indepes se han puesto a morder la mano que les daba de comer y tanto les acariciaban...