El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

16 noviembre 2018

DUEÑAS DE NUESTROS CUERPOS

Hay demasiadas cesáreas, y una causa de ello es no querer enterarse del parto. El parto normal es mejor para el niño, y las cesáreas nos llevan, por ausencia de contacto con las bacterias maternas, a una espiral de aumento en el futuro; por beneficio social, es mejor no pasar de cierto porcentaje: sobreponerse al miedo al dolor. ¡Hay incluso partos sin dolor!, aunque sean pocos. Como hay que controlar el tema, los médicos se plantean que no sea a demanda. Eso supone intervenir, desde una superioridad, en la voluntad materna. ¿Y podría intervenir una superioridad en el caso del no-parto, o sea, del aborto? La madre ha de tener libertad, pero su decisión viene de sus creencias, de su saber, y de su ignorancia: tal vez algunas informaciones y consideraciones (y una mayor implicación de los varones, que por el aborto fácil son exonerados de su responsabilidad y declarados libres para volver a fornicar y largarse) podrían cambiar su visión, su decisión; hay familias que están deseando criar a un bebé, aunque no sea suyo. La gente hace lo que hace la gente, el aborto se contagia, como el embarazo, el suicidio, y la cesárea. Y una sociedad con cien mil abortos al año repercutirá, digo yo, en un cierto menosprecio a la vida, la de los vivos que ya andan por la calle, como una sociedad con cien mil cesáreas repercutirá en mayor alergia a las dificultades. Por cierto, hay mujeres que piensan como yo. Y, por supuesto, ya sé que, si los hombres pariéramos, seguramente el índice de cesáreas aumentaría...
Adolfo Palacios, remitida a Cartas al Director, de El Diario Montañés.

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