El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

30 marzo 2019

LLAMARSE FEMINISTA

Se han hecho algunos estudios sobre por qué un gran porcentaje de los jóvenes, y de las jóvenes, no se declara feminista, o "teme" llamarse feminista, "aún". Se ve que hay gente que encuentra ilógico que a estas alturas no una gran mayoría diga serlo. Creo que quienes así piensan, vivirán en su particular realidad, pero no es la realidad real. Y es que a mí incluso me parecería más normal preguntarse lo contrario, por qué habría de consentir en llamarse mucha gente feminista. Y es que quizá tuve la suerte, hace 40 años ya, de vivir una situación, bastante banal por otra parte, cuando era estudiante de instituto; mis compañeros eran gente bastante moderna para la época. Una compañera, durante una conversación, señaló una situación de desigualdad por género, y reivindicó la igualdad en aquel caso. Otro compañero le dijo: "Ah, tú eres feminista, ¿eh?". A lo cual otra chica replicó: "No tiene por qué ser nada, simplemente es una persona normal". Y es que, yo ahora como entonces, y como muchos sin duda, pensamos que no hay por qué dar un nombre específico (y menos que acabe en "ísta") a algo que, a estas alturas de la modernidad, debería ser exigible, o mínimo: creer en la igualdad, en todos los aspectos. Además, la etiqueta de feminista puede traer identificaciones no deseadas para aquél a quien se aplica, vista la diversidad de feminismos y los desacuerdos. Zapatero fue, creo, el primer político español que se declaró feminista; y yo pensé si con ello se creía más que yo, que simplemente siempre creí en la igualdad. Como mis modestos compañeros de instituto.
Adolfo Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañés

1 comentario:

El Abuelo de Heidi dijo...

El Feminismo tuvo sentido en otros tiempos, actualmente y dado que la Constitucion y el Sentido Comun ya han dejado las cosas en sus justos términos, considero que los flecos se irán solucionando de forma natural con la educación... y el tiempo... por tanto, actualmente considero el Feminismo Radical como un movimiento sectario de izquierdas para putear a la derecha.