26 agosto 2019

CARTA DE UNA MADRE

Mí muy respetado Señor Don Amancio Ortega... A mi hija le gusta su ropa... A veces la compra por Internet y otras se desplaza (nos desplazamos... pago yo) a Luis de Morales o a Nervión Plaza... Yo guardo cola mientras ella mira y remira... En ese impás, observo a las dependientas de la caja que van resolviendo la fila con una celeridad increíble... Qué vicio doblando la ropa!!... Me toca ya y mi hija me pasa un peto amarillo, unas zapatillas tipo Frankstein, dos camisetas, un bikini y unos vaqueros, casi sin mirarme para eludir mi cara de mosqueo... Aprieto la tarjeta de crédito como Pedro Navaja apretó su cuchillo dentro del gabán... Y ahí voy... Pago y callo (las adolescentes se llevan mejor si en caliente te callas... Lo sé porque tengo un máster...)... Ya en casa repaso la compra y la verdad, si me lo pongo yo, es para darme dos palos, pero a mi hija le sienta genial... Es feliz con su peto amarillo y yo más de verla a ella... Exactamente igual de feliz que se sentía Nuria al ver a sus hijas... Posiblemente sus donaciones no hubiesen curado los tres tipos de cáncer que tenía... Pero se hubiese ido algo más tranquila sabiendo que a otras personas sí las va a curar... Estoy expectante... Quiero ver una concentración rosa a las puertas de una famosa casa en Galapagar y quiero sus donaciones produciendo beneficios en todas las alas de oncología de España... Quiero que siga insistiendo en hacer con su dinero lo que le dé la gana... Quiero sonrisas en La Azotea Azul y en padres angustiados... Quiero personal administrativo de hospitales repartiendo altas con la misma celeridad de la que hablé al principio de esta carta... porque estamos hablando de CÁNCER... porque estamos hablando de ESPAÑA, un país en el que ningún político critica que a una cantante se le paguen no sé cuantos millones de euros por comer cocos en una isla... o que un señor gane mas millones aún por darle pataditas a un balón... y sin embargo, se rechace por una pandilla de incultos de alma y corazón, el apoyo de un empresario a la lucha contra esa enfermedad traidora... Sin más, me despido con un gran abrazo y un agradecimiento aún mayor por tanto y por todos...
P. D. Mas tallas por favor... Que las gorditas también queremos petos amarillos...
Mª José León Suárez.

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