19 agosto 2019

CASA DEL SR. PUERTAS


Si continuamos paseando en dirección al Este antes de llegar a los pisos que existen antes del Casino, nos encontramos con una casa totalmente reformada, propiedad del Sr. Puertas, el fotógrafo, y su familia. Actualmente, es una casa con una vista totalmente diferente a la que anteriormente poseía. Pero si es cierto, que la extensión de la casa es exactamente la misma que ha tenido siempre.
El señor Puertas y familia, anteriormente vivían en otra zona del pueblo, más concretamente en la zona de la Colonia Santa Margarita. En un momento decidieron cambiar de lugar de residencia y acceder al edificio que estaba abandonado en la zona de la Avenida José María Quijano. Así que, se pusieron en contacto con la dueña de la vivienda, Dª Celia, esposa del difunto “Minuto”. El acuerdo fue total y después de unas pequeñas reformas, más adelante vendrían otras, vino el traslado a la nueva casa. Es curioso, Dª Teodora recuerda con facilidad del día del traslado, el 23 de Noviembre de 1975, día de descanso en todo el territorio nacional como consecuencia del entierro del General Franco en el Valle de los Caídos. Había que aprovechar todos los días de descanso, el negocio no permitía perder ni un solo día.
El edificio recobra su vida. Hubo unos años en los que no existió vida, todo va a cambiar y recuperar la actividad, aunque más relajada, que en tiempos pasados. No debemos olvidar que en este edificio hubo una enorme actividad, que poco a poco fue decayendo. De hecho en dicho edificio existieron un taller, una oficina y una vivienda. Vamos por partes. 

a) Casa de D. Alfonso Velarde “Minuto” y su esposa Dª Celia Alday 
En la parte superior del edificio, a la que se accedía a través de la puerta que daba a la oficina allí existente, y de la que luego hablaremos, se accedía también a la casa donde vivía una familia. Estaba integrada por D. Alfonso Velarde, su esposa Dª Celía Alday y su hijo D. Alfonso Velarde Alday.
El padre, D. Alfonso Velarde, era conocido en el pueblo por el sobrenombre “El Minuto”, ignoro el origen del mismo, pero todos los vecinos de la época hacen referencia a él con este sobrenombre, aunque parece que está en relación con la respuesta que daba una vez solicitado su taxi: “estoy dentro de un minuto”. Él era un autónomo que no trabajaba en la fábrica, su actividad era la de taxista, de hecho se considera que fue el primer taxista existente en el pueblo. Su coche era un “Studebaker Comander”, que guardaba en el garaje que actualmente existe en la casa que está pegada al nuevo Casino de Buelna.
¿Quiénes eran los usuarios de los taxis? La verdad es, que debían de estar ligados a las clases pudientes del pueblo. No olvidemos que, los más acomodados utilizaban la bicicleta y por otro lado la “fábrica”, el gran motor de la economía local, tenía coches con conductor que se dedicaban a los familiares de los mandos de la fábrica, ingenieros y peritos. El más popular de los transportes de la fábrica, era uno con muchas plazas al que se referían con mucha “guasa” como el “venid y vamos todos”
Con el paso del tiempo el Señor “Minuto” fallece, los locales cierran las puertas y D ª Celia, ante la petición de compra del Sr. Puertas, accede a la misma. No debemos olvidar, que su marido ha fallecido y su hijo D. Fernando ha emigrado a Venezuela a iniciar una nueva vida. (Es curioso, hubo una época que en muchos vecinos del pueblo, que trabajaban en la fábrica, deciden dar el salto del océano y asentarse en Venezuela; algunos regresaron, otros continúan allí).
b) El Taller de Bicicletas y Motos 

Es posible, que no nos acordemos de que allí existió un taller de reparación de bicicletas, que con el tiempo fue aumentando la actividad y la diversidad del trabajo. Ya no serán solo bicicletas, sino que se incorporarán los arreglos de motos y coches. Igualmente, el taller, va a cambiar en dos ocasiones de propietario. Con el paso del tiempo, el trabajo aumentó y el espacio se hizo insuficiente para llevarlo a cabo, y tuvo que plantearse el traslado.
¿Dónde se encontraba el taller? A través de las referencias obtenidas, podemos establecer que el taller ocupaba el espacio, que actualmente es el garaje del Sr. Puertas. Su esposa Dª Teodora lo tiene muy claro y, por otra parte, a través de una foto que he tenido acceso a través de Pey, hermano de Nany, se ve como el inicio del taller está prácticamente pegado a la puerta que daba acceso a la vivienda y a la oficina que allí existió. Vayamos por partes. Una vez ubicado claramente la situación del taller, vamos a centrarnos en las dos fases del mismo.

Taller de Cossio
En el año 1955, el Sr. Cossio alquiló a la viuda del Sr. “Minuto”, el garaje de bicicletas que ella regentaba y gestionaba. En este garaje se había formado el D. Jesús Cossio, habiendo entrado de aprendiz, y poco a poco, fue cogiendo todo el conocimiento necesario para solucionar los problemas que plantearan las bicicletas, las motos y coches. La mecánica no parecía tener secretos para él.
En ese momento las personas que había en el garaje trabajando eran tres: estaba Jesús, como dueño y profundo conocedor de su trabajo; Nisio, un profesional de la mecánica, eficaz en su trabajo y polivalente, capaz de buscar soluciones a los imprevistos que se presentaban en la reparación; y por último, estaba Nany, el más joven, pero un verdadero técnico-mecánico.
El buen hacer y su capacidad de adaptarse a las nuevas situaciones del equipo, hizo que el taller de Jesús Cossio, asumiese todo lo relacionado con la venta, mantenimiento y conservación de los ciclomotores Velosolex de Orbea en el Valle de Buelna y zonas limítrofes. Las cosas iban bien para el negocio y para su dueño. El Sr. Jesús había conseguido acceder a la fábrica de Quijano como técnico electromecánico en el Taller Electro-Mecánico de Grúas de la Fábrica de la Aldea, por otro lado, había comprado un coche y conseguido una plaza del taxista en el pueblo y a todo ello se unía el aumento del trabajo en el taller. Todo iba sobre ruedas, pero también surgen problemas: Jesús, el dueño, tiene que hacer frente a tres fuentes de trabajo, y eso supone un desgaste, y además se da la circunstancia de que Nany tiene que desplazarse en aquella época a hacer el servicio militar, con la “suerte” de que le toca a Melilla. (Muchos jóvenes no tienen conocimiento de lo que era la “mili”. ¿Pérdida de tiempo? Depende. Yo la hice en el Cuartel General del Ejército de Tierra en Madrid, pase por cocinero, conductor del Comandante de la Unidad, telefonista y acabé como jefe de la cafetería ¿Qué aportó a mi Licenciatura de Historia? Creo que muy poco a nivel profesional, pero si a nivel personal. Conocí personas que, mientras yo estudiaba, ellos llevaban muchos años metidos en la mina; descubrí que había personas que no querían días de permiso, porque no sabían coger el metro y mucho menos coger el tren para ir de rebaje a sus pueblos; supe lo que era despachar un café a primera hora de la mañana a un conductor, y las pocas horas recibir la noticia que había muerto ametrallado por ETA,…) En fin experiencias buenas y malas. Pero nos alejamos de nuestra Avenida.
Son casi dos años en que el Garaje Cossio, mantiene su ritmo de trabajo y el “bueno” de Nany sigue en Melilla, no tanto haciendo la mili, sino trabajando en lo que a él le gustaba, de hecho pasa a estar al frente del Taller Mecánico de Automóviles de su regimiento. Y al mismo tiempo, sigue preparándose técnicamente para su posterior regreso a su tierra.

Garaje o Taller Nany 
La mili termina y Nany regresa a casa, a Los Corrales. La familia, los amigos, las motos le esperan, ha sido mucho tiempo de espera. Por otro lado, D. Jesús ve también la posibilidad de poner en práctica aquello que le revoleteaba en su cabeza desde hace tiempo: dejar su garaje, disfrutar de un poco de tranquilidad, los años no pasan en balde, y dejar su taller en manos de Nany.
¿Pero quién es Nany? Sin lugar a dudas Nany fue, y sigue siendo en el recuerdo, una institución dentro del Valle y zonas limítrofes. Él fue una persona que nació en La Aldea, en el seno de la familia de D. Julio Campuzano Mújica y Dª María Antonia Gómez Amenábar, llamada Toñuca, por los vecinos de La Aldea y gran parte del pueblo. Su nombre real es el de D. Severiano Campuzano Gómez, pero cosas de la vida y habituales en los pueblos, el nombre Severiano se convierte en “Nany”, con el que se le va a conocer.
En aquella época, los chavales que tenían a sus padres trabajando en la “fábrica” acceden, después de un examen, a los 9 años al Colegio de La Salle, para después pasar a “aprendices” y después casi con toda seguridad entrar en la fábrica. Es cierto que, había chicos que seguían otros caminos, pues estaba el Colegio Torres Quevedo en La Pontanilla, o incluso algunos que preferían iniciar el bachillerato en Torrelavega. Pero la mayor parte de los chavales iban al Colegio de La Salle, Aprendices y la Fábrica. Si alguno quería seguir estudiando casi siempre lo hacían en peritaje, bien en Torrelavega o Santander. A partir de 1972 las relaciones entre la Fábrica y Aprendices se distancian y los objetivos de los estudiantes van a ser buscar trabajo en las zonas de la región o distintas provincias de España, estudiar para acceder a Perito o Ingenieros.
Nany, como la mayoría de los jóvenes de la época, estudia en el Colegio de la Salle, pero su objetivo no es la “fábrica” y comienza su formación como mecánico de coches y camiones con los mecánicos y conductores de Transportes Gregorio Pérez (después con su hijo Mari, Transportes Buelna), y estudiando y practicando en unos talleres de Torrelavega y Santander. Su capacidad de compaginar trabajo y estudio, le permitió obtener el título de Maestro Industrial de Automoción, lo que facilitó su contrato por el Colegio de La Salle, para su magisterio en la Escuela de FP de la Salle de Buelna, donde formó a tantos y tantos alumnos, algunos de los cuales hicieron las “prácticas” en sus talleres, e incluso trabajaron con él, cuando el taller ya era Agencia y Servicio Oficial de SEAT.
Pero ¿cómo se gestó el taller de Nany? En el verano de 1965, D. Jesús con D. Julio Campuzano, padre de Nany, gestionan y hacen oficial el acceso de Nany a la propiedad del Garaje Cossío, que a partir de este momento se pasará a llamar Talleres Nany. (D. Julio Campuzano, era conocido como Julio “El Cojo”, no como un motivo de guasa, sino de reconocimiento a su valor en la zona de Teruel, en la Batalla del Ebro durante la Guerra Civil, donde perdió su pierna. De hecho fue condecorado como héroe de guerra. Es curioso ver cómo, desde la distancia, he conocido, que personas que lucharon por ideales diferentes, que sufrieron en los dos bandos, han sido capaces de vivir, trabajar y disfrutar unidos en el mismo pueblo.) Pero volvamos a nuestro objetivo, conocer la Avenida.
El Taller de Nany ya no se contenta con las bicis y las motos. Ahora pasa a no rechazar ninguna otra máquina con motor y ruedas, útil para los vecinos. El horario de funcionamiento del Taller era muy extenso, desde primeras horas de la mañana y hasta bien entrada la tarde noche. En cualquier caso, se trataba de no dejar que nadie se marchara del taller sin que su problema no fuese resuelto. Para ello Nany contaba con buenos compañeros de trabajo, el bueno de Nisio, e incorpora a sus hermanos July y Pey, aunque estos provisionalmente, porque con el tiempo seguirán otros caminos.
En todo caso, el Taller de Nany se convirtió en un punto de referencia para todas aquellas personas que se sentían atraídas por el mundo de los motores en sus distintas variantes. Allí, sin romper el ritmo de trabajos se hablaba de todos los asuntos, se obtenían opiniones, referencias, fotos. De hecho, Nany se fue convirtiendo en una persona de referencia para los vecinos del pueblo, dado que ya no es sólo quien arregla sus motos, sino que se convierte en un referente del motor. De hecho, él comienza a practicar competitivamente el motocross, el trial; si bien siempre se decanta por las motos, es habitual verle participando como piloto de rallys con su “Mini-Morris” en Peña Cabarga, Bustablado o Collado de Cieza entre otros rallys. Fue además, uno de los pioneros de las carreras de karts, que normalmente se construía el mismo.
No podemos olvidarnos de lo que supuso Nany, en el pueblo. En las fiestas significativas, siempre estaba él con sus motos o coches: en San Juan, con sus exhibiciones con la moto superando obstáculos para deleite de vecinos y visitantes. No podemos olvidarnos, de los desfiles de San Cristóbal, que creo recordar, salían de la zona de la parada de los taxis y se desplazaban por todo el pueblo con todos los taxis, los repartidores de pan de Pilatti y el Churrero, de leche como Bienve “El lechero”, camioneros y cualquier otro vecino dispuesto a disfrutar del día.
Las cosas van cambiando para bien, más trabajo, el espacio se va quedando pequeño y Nany se ve en la necesidad de abandonar el local donde había iniciado su andadura. Primero se traslada a la Aldea y más tarde, se fue hacía Pie Bandera donde construyó su casa y su nuevo taller de trabajo. Pero eso es otra historia.
Si quiero dejar constancia del enorme prestigio que tuvo y tiene Nany. Ese prestigio se manifestó, en el deseo de mucha gente de que se hiciera un monumento que recordara su paso por el pueblo. La verdad es que hay muy pocos monumentos o placas referidas a personas que han destacado en nuestro pueblo. Si nos fijamos un poco, nos encontramos con la estatua de José María Quijano realizada por D. Victorio Macho situada cerca de la portalada de su casa de nacimiento. En la Casa de Música, está la placa dedicada a D. Doroteo López, mi abuelo, organista de la iglesia del pueblo, durante muchos años, desde que llegó al pueblo, en 1926, hasta que se murió. La Escuela de Arte, también lleva otro nombre de una persona importante en el pueblo desde el punto de vista del Arte. Es D. Eduardo Pedrero López. Y por último, el Centro de Salud de Los Corrales lleva el nombre de Doña María Fernández Pérez- Rasilla, la inefable “Maruchi”, durante muchos años enfermera en el pueblo, donde ejerció su profesión, y que además desarrolló una enorme actividad en los problemas sociales del pueblo.
Como decimos, fue un sentimiento general, que Nany debía tener un agradecimiento permanente por su papel en el pueblo. Así, hoy tenemos un monumento en su recuerdo a la entrada del pueblo. No sé quien tomó la decisión de colocarla en tal sitio, pero mi opinión es que fue un verdadero acierto. Me explico, antes cuando entrabas o salías del pueblo por la zona sur, lo primero y lo último que encontraba era una estatua de Agripa, general romano que dominó a los cántabros y que lógicamente trajo una nueva cultura. ¿Pero qué tiene que ver con nuestro pueblo? En cambio, el bueno de Nany fue una persona que muchos conocimos, que su vida se centró, entre otras cosas, en el mundo del motor. Qué cosa mejor que cuando se sale o se entra en el pueblo nos encontremos con Nany que nos dice “Ir con cuidado” o “Bienvenidos, habéis llegado”. Seguirá en el recuerdo.
c) La Caja de Ahorros
El pueblo iba creciendo en población, en comercios y en recurso económicos. La fisionomía del pueblo va cambiando, surgen nuevos barrios y los vecinos acceden a la compra de nuevas viviendas. Los Corrales, comienza a ser un centro atractivo para las entidades bancarias.
El 1 de Julio de 1955, la Caja de Ahorros de Santander, abre su sucursal en el pueblo, la primera entidad bancaria de la localidad. Esta fecha no parece que esté muy contrastada, pues he visto tres documentos en la que se citan dos momentos en cuanto a la inauguración de la Caja de Ahorros. Así vemos que “Capeli”, en años diferentes y en programas de fiestas distintas, afirma que el funcionamiento de la Caja de Ahorros, se produjo el 1 de julio de 1955. Pero en la Revista Valle de Buelna nº 54, se afirma que la apertura se produjo el 1 de junio de 1954. No aparece el nombre de quien publica la información. Así todo, en este último artículo se da más información con respecto a la apertura de la oficina de la Caja de Ahorros. Se dice que “la inauguración se produjo el día 1, a las seis de la tarde con la bendición de la oficina a manos del cura párroco del pueblo, D. Rafael Mauri. Además asistieron el Gobernador Civil, Jacobo Roldán, el consejero de la Caja, José Antonio Mazarrasa Quijano, el director de la entidad en la región, Nicolás de Ceano y el alcalde, Pablo Díaz Santa Cruz, y concejales de la Corporación de corraliega.
Naturalmente no faltó mucho público, que participó del aperitivo ofrecido por el encargado en aquellos días del Casino Buelna, Félix Gómez. La oficina se había construido por Pedro Ceballos y Luis Arce en un local que fue casa del difunto Minuto, según recuerda Emilio Ilera, que compartió su trabajo en la entidad durante los primeros días con un empleado llegado desde las oficinas de la Caja en Reinosa, Manuel Córdoba Castillo”
Al día siguiente, el 2, produjo la apertura para la atención de clientes. D. Emilio YIlera Martín fue el director de la Caja durante 39 años, todos en el pueblo. No podemos obviar el trabajo de D. Emilio que, a través de la Caja, llevó a cabo en el Valle. De hecho, el día 1 de diciembre de 1981 Emilio Yllera Martín director de la Caja de Ahorros de Los Corrales recibe la insignia de oro y brillantes por llevar más de 25 años de servicio. El acto se lleva a cabo en Santander.
Es la primera sucursal que se introduce y habrá que esperar a que lleguen otras. Es una oficina pequeña; se accedía por la puerta principal del edificio y girando hacia la izquierda nos adentrábamos en la oficina. Allí nos encontrábamos con un mostrador y detrás el trabajador de la oficina; además, había otra habitación en la que estaba situada la caja fuerte, en la que lógicamente se guardaba el dinero. Es curioso, pero esta caja fuerte, siempre estuvo en el mismo sitio, cuando se crea el nuevo centro donde la nueva oficina de la Caja de Ahorros se va a trasladar, la caja fuerte permaneció en su sitio, de tal modo que actualmente está en la casa del Sr. Puertas, sin poder abrirla, pues se ha perdido la llave. Es cierto que no hay dinero, simplemente la llave se perdió años después de vaciar la Caja.
Las personas que trabajaban en la Caja de Ahorros parecen que fueron tres, por un lado el Sr. YIlera, luego se incorporó el Sr. Carmona, que llevaban a cabo todo lo referente a solucionar los problemas de los clientes: salida y entrada de dinero, anotaciones en las cartillas a través de las máquinas de escribir, etc. Además, no podemos olvidarnos de la existencia de un ordenanza que se llamaba D. Ángel.
Era curiosa la cara que se nos quedaba a nosotros, los pequeños que acompañábamos a nuestros padres o madres a sacar o meter dinero. Se podía conocer la cantidad de dinero que poseía la familia, ya no era necesario tenerlo guardado en casa, con el riesgo que ello suponía. Para nosotros, los pequeños de la casa, significó el acceso a aquella pequeña caja de ahorros que la oficina nos regalaba para comenzar ahorrar. Caja pequeña, que no podíamos abrir de ningún modo salvo rompiéndola. En todo caso, para nosotros en aquellos momentos era un orgullo el poder introducir las “perrachicas”, las “perragordas”, los dos reales y qué diremos si lo que introducíamos en la hucha era una peseta. Esto solo lo entendemos los que lo vivimos.
La Caja de Ahorros, estuvo funcionando durante mucho tiempo, pero después se hizo necesario aumentar la capacidad de atender de manera correcta a sus clientes. De hecho, se comenzó a plantear la construcción de un edificio más acorde con los nuevos tiempos. Pero eso vendrá más tarde.



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