19 agosto 2019

LA ALEGRÍA Y LA MUERTE

Se puede ser una persona jovial, vital, y sin embargo no estar muy preocupado por la vida. Así vemos a muchos, jóvenes también, que son alegres y enérgicos pero dejan basura por ahí, no tienen costumbres saludables, y se quejan de que no hace para playa en cuanto llueve dos días. Y se puede ser alguien deprimido, poco amigable, como esa sueca que tiene Asperger, y luchar por promover un mundo más comprometido, más respetuoso con la vida y el futuro. Se habla de lo mucho que se suicidan los nórdicos, pero hay que decir primero que el suicidio viene algo por costumbre social (puede ser "moda", por raro que suene), y por la escasa luz solar. Aparte de que uno de los sitios con más suicidios de Europa está en España. Y no se airea cómo anda el suicidio ni otras malas costumbres entre nuestros jóvenes, ni se menciona el llamado suicidio inconsciente, por el que uno se mata "poco a poco", a base de prácticas inadecuadas, que va ligado al poco amor al mundo y a sí mismo y una visión de futuro que se ha deslizado por lo negro en vez de optar por la información, la innovación y la asociación. "Cultura de muerte" llaman algunos al aborto y a promover el vicio y el hambre en el Tercer Mundo, pero también lo es el tirar la toalla de la vida, de la vida propia y de la social. La vida no es sagrada, ni lo contrario; está en nuestras manos elegir cómo tratarla. Y luego no nos quejemos si no hacemos nada.
Adolfo Palacios, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.

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