Escribir cosas en este blog le debe de venir bien al cerebro, por lo de la "comunidad", el trabajo intelectual, y otras cosas. ¡Y si se escribe pedaleando sobre bicicleta estática, mejor!, así se hace ejercicio también. Hay mucha gente indisciplinada, sobre todo en ciertas sociedades; no sólo indisciplinada, sino que por sistema (por "dignidad", dirían ellos) van a rechazar lo que suponga hacer cosas "para otro", hacer algo que no sea "tu real gana". Hacer cosas "para el cerebro", equivale para mucha gente a decirles que hagan algo para otro; no piensan que "el cerebro" sean ellos; "el cerebro" es algo de lo que habla el Gobierno, para explotarnos, para manipularnos... En China ves, como dije un día, viejitos haciendo ejercicio, incluso solos, en el parque; no les importa que les veas, no hay sentido del ridículo. No les importa trabajar un poco para su cuerpo, para su cerebro. Los orientales, como algunos nórdicos, como algunos estadounidenses, saben considerarse a sí mismos como máquinas, como cosas. En España, por ejemplo, eso es demasiado pedir; va contra la "dignidad" personal. Es mejor salir a tomar el blanco, fumarse un puro, ver la tele... Hace falta más humildad, para "resignarse" a llevar, tan sólo, una vida sana; hay que saberse mortal, para ello, verse como un cuerpo al que le queda poco tiempo. Y hay que saber desprenderse de las costumbres sociales (en las que te sientes reconocido, aceptado, protegido) para romper con ciertas cosas; la ablación del clítoris, la deformación de los pies de las chinas, la burla hacia los judíos, son costumbres sociales, que han tenido buena prensa entre el núcleo de la sociedad. Y, en fin, yo creo que mantener un poco de mal humor (no sólo un poco de buen humor, no sólo un poco de optimismo) también conserva joven la mente, y el cuerpo. Indignarse con cosas, es signo de juventud; insultar un poco, pensar mal de éste o de aquél, tener ganas de poner una barricada o de quemar algo. Eso engrasa las válvulas, coño. Siempre que no vaya con estrés: hay que saber gestionar el estrés, conocerse, ser disciplinado para lograr un bienestar. Pero ese mal humor de querer atizarle a alguien, de disfrutar con ello, es compatible con un estado básico relajado; es malo si se da con un desasosiego interior, que puede deberse, entre otras cosas, como dice el médico, a haber dormido mal. Hay que conocerse psicosomáticamente, saber de tus biorritmos, y aprender si deberías estar levantándote más tarde (a pesar de que aparentemente transcurren las horas sin que venga el sueño), o echar la siesta, etc. Pero estar a gusto y al mismo tiempo estar harto de ciertas cosas, dar un puñetazo sobre la mesa, no viene mal. En la India, a pesar de toda la miseria que hay, es tradicional un cierto cuidado del cuerpo, cierto culto al cuerpo; ves a yoguis, solos, haciendo sus abluciones, sus posturas... Allí todos piensan que van a reencarnarse, es una cultura fatalista en ese sentido, pero cuidan el cuerpo; lo entienden como sagrado. Eso los protege, en cierta medida. Es como la lectura en Finlandia: los finlandeses son estupendos lectores, desde críos, pero es que allí la lectura ha sido, cultural e históricamente, sagrada, por el tipo de protestantismo que han tenido. En mi país ¿qué ha sido sagrado?, ¿qué tiene aquí un poso de sacralidad? Nada; habrá habido mucho catolicismo y mucho nacionalcatolicismo, pero aquí lo que siempre se ha llevado, en la práctica, es el "a mí no me tose ni Dios", a mí no me vengas diciendo cómo hay que hacer las cosas, cómo tengo que ser bueno... Gente no educable... Buenos productores de gastronomía, fútbol, y dibujos animados. Pero no hay más, no hay sacralidad, básica para la ciencia y el arte, para mantener la vida con sentido y el cuerpo con energía: miremos a los fundamentalistas islámicos, qué energía tienen, a pesar del poco ejercicio que hacen.
Escribir cosas en este blog le debe de venir bien al cerebro, por lo de la "comunidad", el trabajo intelectual, y otras cosas. ¡Y si se escribe pedaleando sobre bicicleta estática, mejor!, así se hace ejercicio también.
ResponderEliminarHay mucha gente indisciplinada, sobre todo en ciertas sociedades; no sólo indisciplinada, sino que por sistema (por "dignidad", dirían ellos) van a rechazar lo que suponga hacer cosas "para otro", hacer algo que no sea "tu real gana". Hacer cosas "para el cerebro", equivale para mucha gente a decirles que hagan algo para otro; no piensan que "el cerebro" sean ellos; "el cerebro" es algo de lo que habla el Gobierno, para explotarnos, para manipularnos... En China ves, como dije un día, viejitos haciendo ejercicio, incluso solos, en el parque; no les importa que les veas, no hay sentido del ridículo. No les importa trabajar un poco para su cuerpo, para su cerebro. Los orientales, como algunos nórdicos, como algunos estadounidenses, saben considerarse a sí mismos como máquinas, como cosas. En España, por ejemplo, eso es demasiado pedir; va contra la "dignidad" personal. Es mejor salir a tomar el blanco, fumarse un puro, ver la tele... Hace falta más humildad, para "resignarse" a llevar, tan sólo, una vida sana; hay que saberse mortal, para ello, verse como un cuerpo al que le queda poco tiempo. Y hay que saber desprenderse de las costumbres sociales (en las que te sientes reconocido, aceptado, protegido) para romper con ciertas cosas; la ablación del clítoris, la deformación de los pies de las chinas, la burla hacia los judíos, son costumbres sociales, que han tenido buena prensa entre el núcleo de la sociedad.
Y, en fin, yo creo que mantener un poco de mal humor (no sólo un poco de buen humor, no sólo un poco de optimismo) también conserva joven la mente, y el cuerpo. Indignarse con cosas, es signo de juventud; insultar un poco, pensar mal de éste o de aquél, tener ganas de poner una barricada o de quemar algo. Eso engrasa las válvulas, coño. Siempre que no vaya con estrés: hay que saber gestionar el estrés, conocerse, ser disciplinado para lograr un bienestar. Pero ese mal humor de querer atizarle a alguien, de disfrutar con ello, es compatible con un estado básico relajado; es malo si se da con un desasosiego interior, que puede deberse, entre otras cosas, como dice el médico, a haber dormido mal. Hay que conocerse psicosomáticamente, saber de tus biorritmos, y aprender si deberías estar levantándote más tarde (a pesar de que aparentemente transcurren las horas sin que venga el sueño), o echar la siesta, etc. Pero estar a gusto y al mismo tiempo estar harto de ciertas cosas, dar un puñetazo sobre la mesa, no viene mal.
En la India, a pesar de toda la miseria que hay, es tradicional un cierto cuidado del cuerpo, cierto culto al cuerpo; ves a yoguis, solos, haciendo sus abluciones, sus posturas... Allí todos piensan que van a reencarnarse, es una cultura fatalista en ese sentido, pero cuidan el cuerpo; lo entienden como sagrado. Eso los protege, en cierta medida. Es como la lectura en Finlandia: los finlandeses son estupendos lectores, desde críos, pero es que allí la lectura ha sido, cultural e históricamente, sagrada, por el tipo de protestantismo que han tenido. En mi país ¿qué ha sido sagrado?, ¿qué tiene aquí un poso de sacralidad? Nada; habrá habido mucho catolicismo y mucho nacionalcatolicismo, pero aquí lo que siempre se ha llevado, en la práctica, es el "a mí no me tose ni Dios", a mí no me vengas diciendo cómo hay que hacer las cosas, cómo tengo que ser bueno... Gente no educable... Buenos productores de gastronomía, fútbol, y dibujos animados. Pero no hay más, no hay sacralidad, básica para la ciencia y el arte, para mantener la vida con sentido y el cuerpo con energía: miremos a los fundamentalistas islámicos, qué energía tienen, a pesar del poco ejercicio que hacen.